Yôji Yamada, en esta, al igual que en sus otras películas, logra plasmar con sencillez la idiosincracia del samurai de finales de la época Edo.
En esta obra nos muestra, con un estilo simple, lo que podríamos llamar el significado de la felicidad, o la felicidad del mero hecho de vivir, adaptado aquí a la vida de un samurai que no busca el ascenso, o un mayor sueldo, si no el vivir disfrutando el transcurso del tiempo, el vivir con sus hijas, ya que esa es realmente la felicidad y ese es el significado de la felicidad que Yamada intenta mostrarnos en esta historia, que si bien es temporal en su imagen, es atemporal en sus palabras.
Un gran trabajo que no debe dejarse pasar por alto.