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España España · Barcelona
Voto de Sergio:
10
Drama Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros. (FILMAFFINITY)
9 de junio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documentándome un poco sobre esta película para poder hacer un análisis un poco decente, he podido leer algunas críticas no muy favorables hacia la misma y no consigo entenderlo. El pianista de Roman Polanski es una obra de arte en su conjunto y leer cosas como: “Carece de esos particulares momentos personales que introducen al público en una historia y les permite identificarse con una personaje.” (Kirk Honeycutt: The Hollywood Reporter) me sorprende mucho porque justamente es lo contrario. Desde que Brody aparece en pantalla ya no puedes hacer otra cosa que calzarte sus zapatos y temblar.
Basada fielmente en el libro de Wladyslaw Szpilman, Memorias de un pianista en el gueto de Varsovia y mezclada con pinceladas de la infancia propia del director en el gueto de Cracovia, El pianista es la segunda película que Roman Polanski filmó en su Polonia natal tras “Knife in the water (1962) y quizás y esto no lo digo yo sino que el propio Polanski lo dice en sus entrevistas, la obra más importante de toda su filmografía.

A mí es que me parece una película perfecta, atemporal y que tiene un valor y rigor histórico importantísimo pues nos pone frente al espejo y nos demuestra que el ser humano no es tan racional como nos dicen. Resuenan como nunca esas palabras del filósofo Hobbes, homine homini lupus adecuadas eso sí a otro paradigma político.

Además, la película tuvo una amplia aceptación por la crítica, en especial la actuación de Brody, que llegó a perder casi 15 kilos con una dieta salvaje a base de huevos cocidos, verduras hervidas, pollo y té verde y que en sus propias palabras le supuso un cambio total en su vida: “(…)hay un sentimiento de soledad que llega cuando mueres de hambre y no lo había experimentado. No hubiera podido interpretar ese papel sin saberlo. Había experimentado la pérdida, la tristeza en mi vida, pero no conocía la desesperación que llega con el hambre“.
Recibió en el 2002 la Palma de oro en el Cannes. Fue ganadora con tres Oscars: al mejor director, al mejor actor principal y al mejor guion adaptado, de un total de 7 candidaturas; siete premios Cèsar y dos Bafta: a la mejor película y a la mejor dirección.

Crítica y publico se daban la mano y se rendían a los pies del creado polaco…

El Pianista, nos lleva al gueto de Varsovia (fue el mayor gueto judío establecido en Europa por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial), implantado en el centro de la capital entre octubre y noviembre de 1940 y donde fueron confinados sobre todo los judíos de Varsovia, así como también de otras regiones de Polonia bajo control alemán.

El guetto de Varsovia tenía una población estimada de 400.000 personas que se encontraban hacinadas en una superficie equivalente al 2,4 % de la misma ciudad. Durante los tres años de su existencia, el hambre, las enfermedades y las deportaciones a campos de concentración y de exterminio redujeron su población a 50.000 “habitantes” y es por todo esto por lo que esta peli es necesaria, más allá del valor artístico existe un valor histórico y documental. Para que nunca olvidemos.

La mirada que plantea Polanski aquí está libre de injerencias morales, sociales o incluso políticas, la historia es la que vemos, triste y oscura pero es sin ninguna duda una historia de esperanza.

Esta película esta llena de momentos imborrables que te dejan cabizbajo, pensativo, indignado. Me quedaría para mi propio imaginario la interpretación de la Balada nº1 en sol menor de Chopin que toca Szpilman ante Wilm Hosenfeld “justo entre las naciones”, en la que ves como débilmente el pianista comienza a tocar y poco a poco su tímida balada se convierte en una tormenta de rabia, dolor…esperanza. Esas manos frente al piano cobran vida.

Otro detalle que redondea aún más esta película es su fotografía, Edelman decidió ir progresivamente retirando la viveza de los colores hasta que estuviesen opacos para simbolizar la degradación y destrucción tanto de Szpilman como de la ciudad y en mi opinión es un trabajo impresionante pues no sólo a través del demacrado cuerpo de Brody podemos observar el cambio evidente del actor sino que es la propia fotografía y en muchos momentos la música de Chopin, la que te lleva de la mano en el viaje a ninguna parte de nuestro protagonista.

El Pianista de Roman Polanski es una oda a la esperanza aunque pueda parecer lo contrario, es un recordatorio de lo que el ser humano es capaz de hacerle a otro ser humano y nos intenta mostrar que entre tanta podredumbre, tanto barro humano también existe la bondad.
Sergio
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