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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
8
Drama Biografía del polifacético Howard Hughes, un hombre que con el poco dinero que heredó de su padre se trasladó a Hollywood, donde amasó un gran fortuna. Fue uno de los productores más destacados del cine americano durante las décadas de los treinta y los cuarenta. Lanzó al estrellato a actrices como Jean Harlow y llegó a ser dueño de la RKO Radio Pictures. Pero Hughes, además de productor, fue un gran industrial y comerciante que ... [+]
9 de julio de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo del cine siempre ha ejercido fascinación por a gran parte de los soñadores creedores de que todo y todos los que rondan por dicha industria de sueños poseen las vidas que vemos en las pantallas, la belleza o el atractivo perfecto de sus estrellas, el dinero de sus productores, grandes mansiones, grandes fiestas, grandes viajes, grandes vidas. El Hollywood clásico era así, o al menos se preocupaba de dar esa imagen. Los paparazzis de entonces violaban la intimidad de las estrellas vestidas de lujo en los mejores restaurantes y hoteles, llevando conquistas con americana bajo el brazo, y diamantes alrededor del cuello. Cómo han cambiado las cosas, y que pocas películas han mostrado esa industria desde dentro.

El Aviador lo hace, de manera fidedigna y con una elegancia digna del mejor Scorsese. Hay secuencias brillantes por su montaje (todas las del club inicial), por su trabajo actoral en cuanto a dirección (el episodio en casa de los Hepburn), o por el espectáculo sin precedentes que suponen (todas las de aviación, en especial la del accidente). El diseño de producción es detallista hasta en lo más ínfimo, lujoso y bello, capaz de trasladarnos a la era dorada del cine, y el encadenado musical (maravilloso) que propone Scorsese a lo largo de todo el filme proporciona un ritmo vertiginoso en todo el metraje.

Pero el problema que hace que El Aviador no sea la gran obra que pudo haber sido, es que en ocasiones parece que su razón de ser es más un capricho del director que el afán de contar una historia con algún fin. Parece tan fascinado con el personaje de Hughes, sus logros, sus choques, sus experiencias, sus obsesiones; que se olvida en parte de darle una coherencia al todo de la película, que obstaculiza el fluir de la misma, que fragmenta en exceso las distintas facetas de la vida de su protagonista, y que por eso deja en la cuneta la posibilidad de desarrollo de muchos personajes secundarios interesantes, más con el interminable desfile de estrellas con el que cuenta el reparto.

Pero aún así hay dos estrellas sobre las que la película no pasa por alto. DiCaprio compone uno de sus más completos personajes, un logro admirable para un actor por la intensidad y la cantidad de detalles con los que dibuja su Howard Hughes, más aún por la dificultad intrínseca del propio personaje, con infinitas obsesiones mentales que el actor fisicaliza de manera extraordinaria. Y Blanchett se mimetiza en la personalidad y en el cuerpo de Katharine Hepburn de manera casi terrorífica, pues verla a ella es casi como ver a Kate viva, pues la soberbia actriz, apunta tan exacto en la voz, los gestos, las miradas, los movimientos y sus juegos con el texto, que su personaje cobra una fuerza especial en la película; en las escenas comunes entre DiCaprio y Blanchett es donde El Aviador alza el vuelo, y se convierte en ese viaje a un pasado de oro lleno de personas, sueños, y aviones, con cortezas de oro, pero interiores de ceniza.
jaly
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