Media votos
5,6
Votos
8.655
Críticas
495
Listas
4
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de LennyNero:
6
7,0
16.657
Drama
Adaptación de la obra teatral de Peter Morgan sobre la entrevista del periodista David Frost al presidente Nixon. Durante los tres años que siguieron a su salida de la Casa Blanca, Richard Nixon permaneció en silencio. Sin embargo, cuando en el verano de 1977 concedió una entrevista para hablar de su mandato y del caso Watergate, sorprendió a todos al escoger a David Frost. Incluso el equipo del periodista no estaba muy seguro del éxito ... [+]
25 de enero de 2009
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La controvertida figura de Nixon, al igual que el Andreotti de Il divo, constituye un curioso fenómeno de atracción repulsión tanto para directores como para el espectador. Por más despiadado, oscuro o siniestro que le quiera retratar hay algo tremendamente trágico en su figura, algo indefinible que consigue, a menudo muy a nuestro pesar, si no posicionarnos a su favor, sí sentir una cierta empatía hacia una suerte de mezquindad muy humana y, por tanto, reconocible.
No escapa de este fenómeno Ron Howard, elección más que dudosa para dirigir un film cuya temática no parece la más adecuada para la blandura formal y argumental del director. Sin embargo no deja de ser sorprendente el inusual arranque que el cineasta nos ofrece.
Con un formato que se mueve entre el falso documental y el reportaje de investigación, Frost/Nixon arranca con un vigor y un sentido del ritmo cuyo único objetivo es atraer y situar al espectador de forma sencilla e impactante. Una forma concisa, verosímil y directa de introducir un tema que en otro formato podría resultar farragoso.
Pero tal y como la barra del título indica, el desdoblamiento en los retratos de los protagonistas se configura de forma desigual, casi contrapuesta. Mientras Nixon recibe todo el cariño del director, abundando en primeros planos que marcan su personalidad mediante sus expresiones, Frost siempre es filmado desde la distancia, como una no persona más interesada en su relevancia pública que en su propio yo, y de la que sólo atisbamos sus rasgos mediante la descripción que de ella nos hace su entorno.
Es precisamente el punto de convergencia del film, donde debería librarse un pulso de igual a igual, cuando definitivamente se produce un decaimiento formal pasando a ser un mero ejercicio rutinario, un toma y daca que lejos de la tensión que se le debería suponer cae en el habitual recursos de un soso plano contraplano sin ninguna dimensión emocional apreciable, por más que el director intente enfatizarlo mediante las reacciones exteriores al desarrollo de la entrevista.
Es en estos momentos cuando Howard no puede evitar su habitual gusto por la concesión buenista innecesaria tan del gusto hollywoodiense y cae en ese intento de conservar su imagen de director para toda la familia que es incapaz de mostrarse especialmente duro con sus personajes (ni tan siquiera realista), como si tuviera miedo a que su audiencia potencial le girase la espalda en la taquilla. (sigue en spoiler)
No escapa de este fenómeno Ron Howard, elección más que dudosa para dirigir un film cuya temática no parece la más adecuada para la blandura formal y argumental del director. Sin embargo no deja de ser sorprendente el inusual arranque que el cineasta nos ofrece.
Con un formato que se mueve entre el falso documental y el reportaje de investigación, Frost/Nixon arranca con un vigor y un sentido del ritmo cuyo único objetivo es atraer y situar al espectador de forma sencilla e impactante. Una forma concisa, verosímil y directa de introducir un tema que en otro formato podría resultar farragoso.
Pero tal y como la barra del título indica, el desdoblamiento en los retratos de los protagonistas se configura de forma desigual, casi contrapuesta. Mientras Nixon recibe todo el cariño del director, abundando en primeros planos que marcan su personalidad mediante sus expresiones, Frost siempre es filmado desde la distancia, como una no persona más interesada en su relevancia pública que en su propio yo, y de la que sólo atisbamos sus rasgos mediante la descripción que de ella nos hace su entorno.
Es precisamente el punto de convergencia del film, donde debería librarse un pulso de igual a igual, cuando definitivamente se produce un decaimiento formal pasando a ser un mero ejercicio rutinario, un toma y daca que lejos de la tensión que se le debería suponer cae en el habitual recursos de un soso plano contraplano sin ninguna dimensión emocional apreciable, por más que el director intente enfatizarlo mediante las reacciones exteriores al desarrollo de la entrevista.
Es en estos momentos cuando Howard no puede evitar su habitual gusto por la concesión buenista innecesaria tan del gusto hollywoodiense y cae en ese intento de conservar su imagen de director para toda la familia que es incapaz de mostrarse especialmente duro con sus personajes (ni tan siquiera realista), como si tuviera miedo a que su audiencia potencial le girase la espalda en la taquilla. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Por ello el desenlace de Frost/Nixon no deja de ser decepcionante en cuanto supone un nuevo giro sentimentaloide, de nula verosimilitud dramática, impregnado de una especie de lirismo impostado que destruye parcialmente toda la narración anterior. Un regreso a ese imaginario colectivo de la vieja América donde hasta los hombres malos tienen su corazón. Una forma pues, que huele a trampa con tufillo neoconservador, de cerrar uno de los trabajos más interesantes de Howard, pero que queda a años luz de la gran película que pudiera haber sido.