Hay actores con los que uno tiene la sensación de que ha llegado un punto en sus carreras en que ya ni actuan, se limitan a poner el jeto y dejar que su aura de maravilloso intérprete haga el resto.

Morgan Freeman es la demostración palpable en esta película. Pero no solo se conforma con eso, sino que tiene que mostrar que, además de gran actor, es una excelente persona. Y así asistimos a un homenaje onanista para mayor gloria del Sr Freeman, y entre demostración de afecto y buen rollo populachero nos va dando la cha.pa con lo maravilloso que es actuar y blablabla.

Por otro lado tenemos a Paz vega, que está espectacular. Espectacular de lo guapa que luce, porque actuar, lo que se dice actuar poco. Eso sí, en su descargo hay que decir que su papel tampoco daba para mucho.

Y para rematar el show tenemos a un director que pasa del mainstream comercial ( Lemony Snicket) con regusto timburtoniano a el supuesto cine independiente e intimista. Vamos, como si Isabel Coixet le hubiera poseido. Lastima que no tiene ni la gracia, ni la sensibilidad de la directora catalana.

En definitiva, una peliculilla de usar y tirar, con una historia que pretendía ser intimista y se queda en sencilla, un guión que pretendía ser bonito y se queda en cursi. Suficientes razones pues para no perder el tiempo con ella.

Lo mejor: Que es cortita y no molesta en exceso su visionado
Lo peor: Que falla en todo lo que pretende