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España España · Barcelona
Voto de LennyNero:
5
Drama Relato en tono semidocumental sobre la vida durante el cambio de siglo (XIX-XX) de los campesinos bergamascos (Lombardía), que llevan una vida dura y sacrificada, pero llena de gran dignidad. La ambientación es solemne y serena como la música de Bach que le sirve de fondo. Obtuvo excelentes críticas. (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2009
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la definición de lo qué es el cine siempre hay un espacio para buscar sus orígenes, de donde proviene su tradición. Centrándonos en la corriente teórica europea hay una tendencia clara a situar la fotografía como momento evolutivo anterior al cine. Como si éste fuera la lógica consecuencia del deseo de insuflar alma al momento temporal captado, como si de esta manera las historias reflejadas consiguieran ir más allá del contexto y dejar de ser un reflejo para convertirse en la realidad. Sin embargo trazando una línea evolutiva inversa nos situaríamos en la pintura como método de captación del instante, un arte que Olmi pretende reivindicar en su film.

El suave vaivén de la cámara nos habla de trazos, de esbozos, de la dedicación artesanal y minuciosa que la construcción de un cuadro merece. Cada fotograma supone un paseo por los movimientos decimonónicos del arte pictórico, desde los paisajes impresionistas al retrato realista de las gentes y las costumbres y todo pasado por el filtro del romanticismo, con sus curvas argumentales, su apología naïf de la vida rural, sus claroscuros sentimentales y su trasfondo aleccionador y moral, en esta ocasión de raiz cristiana.

El resultado final es un lienzo gigantesco, compuesto por pequeñas estampas cuya pretensión es hablar de una época, de una forma de vivir que ya parece olvidada, más dura y a la vez más humana. Un cuadro cuyo marco de verismo se sale del caché del fotograma mediante una excelente puesta en escena, con una naturalidad que bordea el documental y traspasa con pulcritud la paleta del pintor para insertarse en el plano del hiperrealismo pictórico.

No obstante en arte no todo se reduce a la excelencia técnica. Sea en pintura o en el cine hay algo más, un intangible que insufla vida a la obra, que la dota del alma necesaria para convertir algo indiscutiblemente bello en algo trascendente. Ese es el problema mayor de la obra de Olmi, que detrás de todo ese esfuerzo artístico (innegable por otra parte) uno tiene la sensación, cuando menos, de que sólo queda el vacío más absoluto detrás de el.

Y es que tras el celo mostrado en la confección formal de la obra las sensaciones transmitidas son de una cierta falta de localidad central, como si al preocuparse de ejecutar la perspectiva de forma correcta se hubiera olvidado de que para que el efecto funcione se necesita un punto de fuga que de coherencia y estabilidad a toda la obra. En este caso su falta de empaque argumental. No es necesario tejer una narrativa convencional para que funcione, cierto, pero si dotar de una cierta estructura, de un cierto sentido que permita intuir cual es el propósito último de la obra más allá del proselitismo de raíz cristiana cuyo edulcoramiento desentona absolutamente con la realidad histórica representada. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LennyNero
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