Es gore, es pura acción, es tierna, es hilarante, es enferma, es brutal, es exagerada, es un vagabundo con una escopeta. Se atreve con escenas que ninguna otra tuvo los huevos de mostrarnos, no se muerde la lengua ni se toma en serio en ningún momento. Genial y muy creíble Rutger Hauer en su papel de ajado mendigo, perro viejo curtido en mil batallas. La estética es puramente setentera, como los proyectos de Tarantino o Robert Rodríguez, con colores chillones y banda sonora retro, y unos malos caricaturescos que de tan villanos son de risa. En serio que con esta película se pasa buen rato y te ríes de lo lindo, con una escasa duración, para que no haya ni un minuto de aburrimiento. Para los amantes del gore cutre (la sangre sirope salpica la cámara una y otra vez) y del grindhouse.