Tres buenos actores (con Oscars y nominaciones entre ellos) se juntaron para hacer esta aventurilla cómica acerca de guardianes de museo obsesionados con diferentes obras de arte, y cómo se unen para la misma causa (robarlas) cuando el museo decide venderlas y enviarlas a otro país.
Simpática y divertida, toma unos personajes buenos por naturaleza y los pone en una situación en la que deben convertirse en ladrones expertos, con resultados un poco desastrosos.
Lo más interesante de la película es la descripción de la obsesión que sufren los guardias por sus respectivas obras de arte. Es como entender un poco lo que alguien siente cuando es verdaderamente movido por un lienzo o una escultura, no importa quién la haya hecho.
Morgan hace un trabajo fino aquí, dando a su personaje unos trazos de personalidad muy específicos pero sin sentirse sobrecogedores. Walken es la caña, siempre me saca una sonrisa. Y Macy a la altura de los anteriores.
Ideal para esos días en que uno no tiene ganas de ver ni un peliculón ni un bodrio infumable.