En este año donde las adaptaciones de Blancanieves han surgido de la nada llevadas por la moda de adaptar cuentos al estilo cinematográfico de la actualidad, Blancanieves y la leyenda del cazador se alza, en mi humilde opinión, como la vencedora en cuanto creatividad y chispa.

La película no ofrece un guión especialmente innovador o enrevesada, pero hay tres razones por las que ver esta película: Charlize Theron haciendo de reina, Charlize Theron haciendo de loca, Charlize Theron en sí misma.

El diseño de producción es remarcable, que no rompedor ni especialmente espectacular, es correcto, como casi todo en esta adaptación moderna de Blancanieves en la que la supuesta protagonista ni pincha ni corta, simplemente se dedica a pulular por la pantalla en un vano intento por interpretar decentemente mientras nos convence de lo hermosa y pura que es.

Pues bien, Kirsten Stewart no es fea, pero tampoco guapa, y no es mala actriz, pero tampoco buena, el cazador, interpreta convincentemente su papel sin dejar tampoco nada para el recuerdo.

Basicamente, una película correcta, bien planteada, con cierta frescura, y salvada absolutamente por una Charlize Theron brillante, que aporta tensión y veracidad a situaciones absurdas y rocambolescas.