No había visto absolutamente nada de Baron Cohen hasta "Brüno". Ni su programa más primigenio ni su archiconocido Borat ni absolutamente nada relacionado con su comedia. Comento esto como el inicio de mi reseña porque me parece importante para entender el impacto que causaron en mí los primeros minutos. No tenía ni idea de lo que me iba a encontrar y desde luego el amigo Sacha se encargó de... escupírmelo a la cara (badum tss) desde el mismísimo inicio.

Reconozco que me costó mucho entrar en su ritmo, en su estilo, en su idiosincrasia. Llámalo como quieras. En parte por la sorpresa e incredulidad, en parte porque todo en "Brüno" es, digamos de forma bastante suave, bastante peculiar. Una vez superada esa barrera inicial (donde literalmente tuve incluso que hacer una pausa para intentar asimilar qué cojones estaba viendo), poco a poco fui entrando en su maraña de humor de trazo grueso mezclado con crítica y parodia a todo lo que se mueve.

Tampoco es que haya mucho más que eso, no nos vamos a engañar. La trama es prescindible y simple excusa vehicular, los personajes son estereotipos llevados al extremo de los que no se puede extraer más que eso. Y ya está. Eso es lo que ofrece "Brüno". Comedia absurda, vulgar hasta el extremo, tan constantemente irreverente que llega un punto en el que deja de parecértelo. Después de ver a un enano sirviendo champán desde una botella introducida en su culo, digamos que de forma paulatina el impacto va bajando hasta que ver un pene en primer plano realizando movimientos circulares te parece una escena cotidiana.

Está claro que en este ámbito Baron Cohen se mueve como pez en el agua. No es para todo el mundo tampoco y entiendo que pueda tener muchísimos detractores, pero si conectas con el estilo al menos te divertirás con cada nueva burrada en pantalla mientras intentas analizar a quién quiere atizar con ella. "Brüno" es una sucesión de escenas donde se dispara a todo el mundo (temas como la curación de la homosexualidad, sexo en grupo, padres de niños actores, conflicto israelí-palestino...) mediante las situaciones humorísticas más surrealistas y bestias que puedas imaginar. No da mucho más, ni sinceramente tampoco creo que lo necesite.