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Voto de Sinhué:
6
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Drama. Romance
María comienza a trabajar como supervisora en un matadero de Budapest, pero pronto comienzan a surgir cotilleos y rumores sobre ella. Durante el almuerzo opta siempre por sentarse sola, y es consciente de sus deberes y obligaciones, con un estricto apego a las normas. Su mundo se compone de cifras y datos impresos en su memoria desde la primera infancia. Endre, su jefe, es un tipo tranquilo. Ambos empezarán a conocerse lentamente. (FILMAFFINITY) [+]
27 de marzo de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un mundo, ya de por sí prosaico, parecen no abundar los lugares en donde brote la espiritualidad y se inventen nuevos amores. ¿Podría ser el lugar de trabajo, por ejemplo un matadero, un sitio idóneo?. Suena a pregunta capciosa pero no existe malicia en mi interpelación; solo pretendo subrayar que existen tantas posibilidades de empatizar como individuos habitan el planeta y el hábitat es lo de menos si somos capaces de soñar.
Ildikó Enyedi aprovecha esta fábula de amores difíciles en planos diferentes para presentarnos a dos seres grises, presuntos irrecuperables, que a su manera jugarán a llevar luz a los más recónditos rincones de sus rutinarias e inapetentes vidas. Pero no se para ahí, en la búsqueda, en el misterio, la mirada de la realizadora húngara, sigue escarbando, en su afán de investigadora existencialista, hasta llegar a científicas conclusiones que relativizan el amor carnal, auténtico vampiro del invencible enamoramiento platónico.
Y solo en ese momento da por cerrado el caso de María y Endre.
Ildikó Enyedi aprovecha esta fábula de amores difíciles en planos diferentes para presentarnos a dos seres grises, presuntos irrecuperables, que a su manera jugarán a llevar luz a los más recónditos rincones de sus rutinarias e inapetentes vidas. Pero no se para ahí, en la búsqueda, en el misterio, la mirada de la realizadora húngara, sigue escarbando, en su afán de investigadora existencialista, hasta llegar a científicas conclusiones que relativizan el amor carnal, auténtico vampiro del invencible enamoramiento platónico.
Y solo en ese momento da por cerrado el caso de María y Endre.