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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
10
Comedia. Drama Montevideo, Uruguay. Jacobo Köller, el dueño de una modesta fábrica de calcetines, arrastra una vida gris y de una monotonía asfixiante. Su relación con Marta, su empleada de confianza, es estrictamente laboral y está marcada por el silencio y la rutina. Esta monotonía se ve súbitamente amenazada por el anuncio de la inesperada visita de Herman, el hermano de Jacobo, que vive en el extranjero, y con el que ha perdido contacto desde hace ... [+]
16 de febrero de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aprovechando que aquí en España, la televisión pública ha decidido montar unas sesiones de desasne (ya sabéis, humedecer un poco la eterna costra) estamos viendo en la 2 una serie de películas (por fin sin cortes) que habíamos perdido la esperanza de que aparecieran en un medio televisivo. Whisky es una de ellas.

Whisky transcurre en Montevideo de la mano de Juan Pablo Rebella (que se quitó de en medio en el 2006) y Pablo Stoll; ambos tenían treinta añitos cuando estrenaron su segundo largometraje.
Es la historia tierna, amarga, convencional, corrosiva, timorata y de fracaso irreparable de dos hermanos fabricantes de calcetines y la empleada de uno de ellos, Marta, que parece ocultar un amor, seguramente fruto de la monotonía y la herrumbrosa soledad, hacia su jefe. La pareja montevideana funciona como un auténtico reloj de arena, repitiendo milimétricamente trabajos y descansos, cambiando tan solo de posición cuando se cumple el día y la noche les da la vuelta. La visita de Herman, el hombre de las medias brasileñas, hará que se rompa el reloj y que Jacobo, con su nueva mujer de circunstancias, se vea abocado a un vertiginoso, para él, ritmo de vida que hará tambalear todos sus inestables principios.

Pocas veces en el cine se profundiza tanto en la cotidianidad sin brillo de la gente corriente y los ciudadanos cero. Y además con una mirada de humor negro que acentúa más la tragicomedia de cualquier vida normal.
Yo tuve la suerte de verla en una sala de cine, gracias a los desvelos del Cineclub El Gallinero, y puedo asegurar que los personajes agigantados de Jacobo, Marta y Herman se incorporaron de inmediato al “disco duro” que mi cerebro tiene reservado para guardar cosas de verdad y personajes entrañables. ¡Al zurrón!
Sinhué
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