Al menos las que vemos en esta película. Habitaciones enormes, mobiliario exquisito (que decir de la calidad de los diseños escandinavos), gente con “clase”…
En circunstancias normales yo difícilmente hubiese dedicado las casi dos horas que dura a ver esta cinta, Lo mío no es el cine romántico, sino la guerra, las películas del Oeste y las de gánster, es decir los mamporros, la ACCIÓN por encima de todo (lo siento, soy así de simple). He dado con ella por casualidad, rateando por la red y aprovechando una oferta de compra muy ventajosa que no había que dejar pasar. Eso unido a la altísima puntuación que obtiene en FA (7,7 nada menos) me ha decidido a comprarla y (ya puestos) a verla, en versión original (Danés, no entiendes ni jota) con subtítulos en el idioma de Cervantes. ¿Qué me ha parecido? Pues sencillamente, que me reafirmo en lo que he dejado escrito en otras críticas: cuando hay CALIDAD, TALENTO, etc. no importa como sea el filme porque siempre aportará algo (o mucho). Esta cinta es en blanco y negro, lentísima, casi toda rodada en interiores, y el argumento no es precisamente original, sencillamente una mujer de mediana edad cuyo matrimonio se ha ido a pique (el marido antepone su trabajo a cualquier otra cosa), y que decide separarse para encontrar “el verdadero amor”, la “pasión”, etc. etc., no cuento más para no desvelar el argumento. Y lo cierto es que Carl Theodor Dreyer, el director, consigue lo más importante: captar y mantener el interés del espectador. Si gustan de los dramas románticos véanla. Si no es así (como es mi caso) pueden hacer una excepción. La película está a la altura.