Es muy difícil contar una historia como la de Hijos del Tercer Reich. Habré visto mil adaptaciones de la Segunda Guerra Mundial, puesto que es un tema que me atrae especialmente, pero nunca había visto una desde la perspectiva alemana (más allá de El Hundimiento). Y, por si no fuera poco, intenta profundizar más en su perspectiva, dejando la condena (que no porque la hayamos visto siempre deba faltar) como simple relieve. Al final, esa profundidad consigue un realismo que solo he visto satisfecho en ensayos (escritos) especializados sobre el tema, puesto que al arrebatarle toda la epicidad que suele impregnar estos relatos nos permite ver más allá, ver la realidad; los nazis no fueron todos los alemanes, fueron una parte considerable, sin duda, pero no todos. La mayoría fueron engañados, y eso se puede ver muy fácil en el ejército. Es un hecho que la mayoría de soldados alemanes con más experiencia, salvo los fanáticos de las SS, tomaban con escepticismo las ideas de los nazis (eso no quita que ya de por sí fueran fieles patriotas de Alemania). Luego estaban los jóvenes fanáticos, mucho más expuestos y contaminados por la máquina de propaganda nazi que sus mayores, y la serie logra acierto tras acierto al mostrarte esa dicotomía todo el rato.
Como digo, lo más importante en la serie es desenmascarar y desprejuiciar, hacernos ver que no todo era barbarie, que entre tanta inhumanidad había humanidad.
No todo es bueno, creo que a veces deja demasiado en la superficie la condena moral de la que antes he hablado y comete un error grave al representar a toda la resistencia polaca como antisemitas y anticomunistas, pero sin duda creo que es de agradecer algo que sabe mirar más allá de una llana condena.