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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
7
Comedia Jorge tiene 30 años, su trabajo le deprime y su novia le deja cuando él le pide matrimonio. Sus amigos están parecido: Ramón no sabe que le saca más de quicio, si las ocurrencias de su mujer, o su más que perdida lucha contra la alopecia; Gonzalo lleva tanto tiempo estudiando derecho como buscando novia; Carlos aspira a ser un gran actor pero no ha pasado de ser secundario en la teletienda; Miguel es policía y padre de familia pero su ... [+]
7 de mayo de 2007
13 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace no muchos meses tenía lugar un acontecimiento curioso en las salas españolas. Una película, disfrazada de cutres tonalidades musicales, acompañada por ingredientes pertenecientes a la eterna lucha de sexos, y protagonizada por un conjunto de actores de la misma quinta, reventaba las taquillas gracias al boca-oreja, y de paso, constituía un claro ejemplo de lo que podría decirse que es la comedia española reactualizada (que no confundir con la españolada). El guionista de aquella magnífica El otro lado de la cama, David Serrano, se ganó una nueva oportunidad que ahora aprovecha con estos Días de fútbol, una lógica continuación de los temas que parecen preocuparle.
Con las ideas muy claras, David Serrano acomete la tarea de realizar lo que podría denominarse un retrato generacional de la mediocridad y el conformismo, pero sobre todo, de la alarmante incapacidad actual a la hora de tomar decisiones, lunar que remarca en los hombres, sacando a relucir una vez más su lado feminista, pues es en este género donde David Serrano ve mayores debilidades, prejuicios e inseguridades para seguir madurando.
Si no fuera por algunas reiteraciones del guión, y un excesivo metraje para el género que aborda, Días de fútbol sería galáctica. Porque en su alineación se halla un conjunto de actores bien confeccionado y dotado para la comedia (Alberto San Juan, Natalia Verbeke, María Esteve, Roberto Álamo, Nathalie Poza, Pere Ponce), eso sí, con su estrella particular a la cabeza, Ernesto Alterio, un intérprete en estado de gracia al que siempre se le exigirá más por culpa de la maestría de su padre.
Ahí está Antonio, un macarra de cuidado con los nombres de su mujer y de su hermana tatuados en los brazos que, tras una terapia durante su estancia en la cárcel, sale dispuesto a estudiar psicología para ayudar a sus amigos de toda la vida, los del barrio, aquéllos con los que mantiene una estrecha relación viril (de aquí salen los mejores gags de la cinta), y a los que anima a organizarse para volver a ser campeones de un torneo de fútbol, en definitiva, para volver a sentirse importantes y útiles. Como Jorge, un tipo que se desorienta por completo cuando la novia de toda su vida no quiere casarse con él; o como Carlos, un actor de tele-tienda con demasiados aires de grandeza; o como Ramón, un conductor de autobús escolar amargado con su alopecia; o como Gonzalo, que sigue tratando de aprobar Derecho y meneándosela en casa de sus padres con 30 tacos...
Todos estos personajes, felices en su ignorancia, son retratados con cariño siguiendo la táctica de la ironía, el patetismo y los sueños y deseos renovados. En ocasiones, tal vez con un excesivo paternalismo, pero con la certeza de saber que este país sigue siendo machista, y que el crecer supone tomar decisiones para las que muchas veces no estamos preparados y es necesario superarse a sí mismo. Una invitación al disfrute con actitud crítica.
La Maga
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