La realidad... es que esta película, como comedia romántica que es, está llena de tópicos, de estereotipos, de sinrazones ya muy gastadas. Narrativamente hablando, intenta sorprender al espectador con algunos puntos de trama diríamos... ¿novedosos?, pero todo queda en eso, en un vano intento. Al final, la película se convierte en algo predecible, plano.

La realidad... es que, aún así, la sala estaba bastante llena (y yo dentro de ella, aunque no por propia elección); llena de gente que sin duda habían ido no a ver una película, sino a pasar un rato con los amigos como si estuvieran en un bar. Pagar para estar en un sitio cerrado y oscuro para charlar un rato se convierte en algo tan absurdo como los propios gags de la película.

La realidad... es que a pesar de todo ello, siempre se puede sacar algún aprendizaje, tanto si es 'no vuelvo a pagar para ver una comedia romántica', como si es 'ya que he pagado, voy a sacarle el lado positivo'. En ese caso, y si el tratamiento de la película fuese otro bastante distinto, la temática no estaría mal elegida: andamos por la vida siempre buscando algo y cuando lo encontramos nos asusta de tal manera que somos capaces de huir o de rechazarlo por no afrontar la realidad; cuando vemos que lo perdemos, entonces queremos recapacitar y quizás sea demasiado tarde. Sintiendo o no esa sensación, es un constante nudo en el estómago y una eterna duda en la cabeza...

...porque la realidad del ser humano no hay quien la entienda.