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España España · Madrid
Voto de Melmoth:
8
Drama. Intriga En 1964, en una parroquia del Bronx, un apasionado y carismático sacerdote, el padre Flynn (Seymour Hoffman) intenta cambiar las rígidas normas del colegio, que durante años han sido celosamente salvaguardadas por la hermana Aloysius Beauvier (Meryl Streep), una estricta directora que cree firmemente en el poder de la disciplina. Soplan vientos de cambio político; prueba de ello es que el colegio ha aceptado al primer alumno negro, ... [+]
2 de febrero de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aparte de la excelencia en las interpretaciones (pocas veces defraudan una Meryl Streep, inmensa, y un Seymour Hoffman que más parece un orfebre de los gestos, sobrios y certeros que un actor de películas), la cinta que se nos presenta está a ratos bien construida y, sobre todo, bien presentada), pero en otros, decae en un discurso poco ágil, denso y eufemístico. Eché en falta un personaje más soberano de la realidad (no sólo la religiosa o teológica, sino, en especial, la humana), un personaje que hiciera de intermediario entre dos posturas bizantinas e irreconciliables: una especie de viejo sacerdote, con muchas hostias a sus espaldas (y perdonen la retórica), capaz de ver más allá de sus propias narices y las de los dos protagonistas. La ingenua monja que da vida Amy Adams se me antoja insuficiente para lidiar con estos dos monstruos de la escena, pero también monstruos reales: intolerante, una, incierto y ambiguo, el otro. Bien dirigida, se nos muestra una sociedad en plenos cambios a los que la Iglesia (católica, apostólica y romana -léase, irlandesa e italiana en América, que no es lo mismo-) ha de acostumbrarse, asumir o rendirse. "Mutatis mutandi", cambiése lo que haya de ser cambiado o no se cambie nada, parece la premisa de la que parte la vieja escuela (Streep) o "cambiése todo cuanto se pueda, para adapatarse a los tiempos y hacer una Iglesia más real y cercana, parece la de la nueva escuela (Hoffman). Enfrentamientos aparte, merece ser vista y quizá, con el tiempo, revisada, aunque me temo se perderá en los gigantescos archivos de las hemerotecas audiovisuales. Si la duda es tremenda, porque nunca reconforta (ni a quien la tiene, ni a quien cree que puede prescindir de ella), el OLVIDO es maestro y señor de la obra inacabada de los hombres... Y en el Séptimo Arte, esto es casi un axioma.
Melmoth
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