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Voto de Ismael Alzola:
6
Terror. Drama Owen es un niño triste (Kodi Smit-McPhee), maltratado por sus compañeros de clase y abandonado por sus padres divorciados; sin embargo, algo cambiará en su solitaria vida cuando conozca a Abby (Chloe Moretz), una nueva y misteriosa vecina, que vive con su silencioso padre (Richard Jenkins), y con quien entablará una particular amistad. Remake norteamericano de la celebrada película sueca "Déjame entrar" ("Let The Right One In"). (FILMAFFINITY) [+]
8 de marzo de 2021
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Desconociendo por completo la novela homónima de Lindqvist en la que se basa el filme desde la crítica de servidor, podemos decir en primera instancia que es un remake altamente fallido.

Comienza la trama en el contexto de una sociedad norteamericana conservadora e inmersa en la influencia política de Reagan en el año 1988. Se introduce el relato mediante un prólogo en el que se cuenta lo que pasó, para después situar el resultado final explicando el principio. El chico que comportará el inicio de este romance extravagante se situará en una situación familiar comprometida, víctima de un bullying que se trata con el más crudo realismo para resaltar la gravedad del problema, cosa que conformará la sintomatología de los hechos reales.

Lo cierto es que el desarrollo de un amor imposible donde la religión cumple como condicionante atmósferico, mezclará el elemento sobrenatural del terror vinculado a la esencia arquetípica del originario mundo de Stoker con un melodrama romántico, que se apropiará de la joven. Superar el bullying de forma temporal significará un mayor acercamiento entre los enamorados, lo mismo ocurrirá cuando se vea resuelta la búsqueda de la aceptación social con la condición de ser "diferente" y atípico mediante la metáfora de la singularidad mediante el subgénero.

Son concibles ambos personajes como adolescentes excluidos por su idiosincracia, lo que les hará transitar en la lejanía social y en el señalamiento omnisciente de un guion que juega con los estereotipos y no busca la justificación argumental que seguramente posee su precedente. Tras un intento de lograr la tensión y la sorpresa del espectador, esa relación se vuelve la protectora de las dificultades y las debilidades de ambos protagonistas. La falta de contundencia narrativa para el transcurso final provoca que el relato sea insuficiente, destacando por el uso de los códigos del subgénero del terror y adaptándolos a una historia moderna donde la juventud se envuelve con una madurez y consciencia social inesperada.
Ismael Alzola
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