Esta es una serie que le quita bastante del contenido habitual que el cine y la TV nos ha vendido siempre como Mafia o crimen organizado. En concreto mafia rusa. Los mafiosos se nos presentan como empresarios que tienen sus reuniones de "negocios" en distintos países, cierran tratos, ganan millones con solo un click de ratón... Nada de maletines repletos de dinero, tiroteos indiscriminados (aunque alguno hay), encuentros en sórdidos puticlubs ni prostitutas a cascoporro.

Coincido en que a la serie hay que echarle paciencia. Esa ausencia de los elementos más grandilocuentes de este tipo de productos, se nos entrega a cambio una trama más sofisticada, llena de trajes caros y vidas de lujo. Y ritmo narrativo lento, conversaciones parcas, expresiones hieráticas... Además, la trama por momentos puede ser difícil de seguir, a veces no sabes bien quien trabaja para quien ni quien persigue a quien.

Es cierto que James Norton elige un formato de interpretación demasiado plano y puede cansar. Pero ahí está el excelente Aleksey Serebryakov, el protagonista de Leviatán (2017), que se roba cada escena en la que aparece. El resto del plantel cumple, y contribuye a que el mundo en que esta gente se mueve parezca hasta atractivo. Hasta que llegan las consecuencias de putearse unos a otros. Es una serie que peca de gelidez pero tiene el suficiente interés para enganchar si le saben echar paciencia.