En fin, de una película sobre castores zombis poco se puede añadir que no nos diga el título. Cabaña aislada en el bosque, pandilla de universitarios aborrecibles, algún que otro redneck que no podía faltar a la cita... Y el desarrollo que cualquiera podía esperar. Cosas del cofinamiento domiciliario, algo hay que ver mientras uno hace gimnasia casera.

Cuando uno se pone a ver una película como esta acepta sus premisas y no se hace más preguntas. Tiene su gracia, pero es cine de usar y tirar. Rápidamente uno se pone de parte de los castores zombis, de largo lo más simpático de la función. Los personajes humanos son estereotipos estúpidos y las situaciones solo están creadas para mostrar algo de sangre, muslos y tetas. Intenta cultivar el humor escatológico pero es burdo y no ayuda a sostener el tinglado más allá del placer culpable. Veanla bajo su exclusiva responsabilidad.