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Voto de Plácido Eldel Motocarro:
8
Drama Mark Renton, un joven escocés de Edimburgo, y sus amigos son adictos a la heroína, lo que significa que viven fuera de la realidad, en un mundo aparte. Dentro del grupo hay un psicópata alcohólico y violento, un joven desesperado, un mujeriego con un conocimiento enciclopédico sobre Sean Connery y un entusiasta de las caminatas y de Iggy Pop. (FILMAFFINITY)
27 de junio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puff... cómo definiría, esta indefinible película, por otro lado, tan bien narrada, tan bien relatada, tan de un modo coherente, aun cuando su anárquico discurrir pareciese decir lo contrario... En la que, lo que, en principio, pareciera ser, el transcurrir presente del mundo distópico y sin futuro de un grupo de heroinómanos y otros colgados de algún suburbio de Edimburgo y una mirada indiscreta hacia sus insanas costumbres, terminará siendo una epopeya, de gentes sin pretensiones dibujada por el más corrosivo, escatológico y desinhibido sentido del humor que se haya visto –por mí al menos– sobre un lienzo de enredos, equívocos, casualidades y malos hábitos, que surcarán el tenebroso mar de las tentaciones en busca de Ítaca... Pero veo que me he vuelto a perder por demasiado floridas sendas, pedantes caminos y ampulosas carreteras, cuando la peli sólo es un puro desenfreno, un exacerbado desfase, un desparrame de "drogas, sexo y Rock and Roll", que trata de definir a una generación, a una parte de ella naturalmente, que surgió entre las colas del paro, el subsidio de desempleo y esa visión cultural destructiva, nihilista y excrecencia del mayo del 68... Mas sé que esta personal reflexión es sólo mía y probablemente intransferible, y no está en la concepción de la obra, pues si de algo carece el film es de moralina (aunque no, de una profunda crítica a nuestra sociedad) y lo que de él nos atrae es su desparpajo, su frescura, su innovadora narrativa cinematográfica…

…Y hablando ya sólo de cine, aquí vemos el inicio de la prometedora carrera de Ewan McGregor y la consagración de la reinvención del cine Británico a fin de siglo, con la irrupción de realizadores cómo, Ritchie, Nolan y el mismo Boyle entre otros. Un movimiento que, pese a no tener nombre, para mi gusto, es el mayor impulso que recibió el séptimo arte, seguramente desde la “Nouvelle vague”. Y, este innombrado movimiento, en el que se encuadra “Trainspotting”, es heredero de películas cómo, “Quadrophenia” o “La naranja mecánica”, también inspiradas; en el más pérfido y oscuro subconsciente de la “pérfida Albión”.
Plácido Eldel Motocarro
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