La mejor y más realista cinta de gangsters jamás realizada.
Brian De Palma (grande entre los grandes) dirige con maestría y una capacidad de síntesis brutal esta tragedia sobre los peligros que entraña ascender rápidamente en el mundo del hampa con una pistola y un par de pelotas.
Su impagable estética ochentera, la banda sonora de Giorgio Moroder (la canción de los títulos de crédito me pone los pelos de punta... es trágica y sofisticada), las interpretaciones de un reparto en estado de gracia, el enorme y documentadísimo guión de Oliver Stone, los diálogos, el ritmo y el tratamiento de la violencia son algunas de las múltiples virtudes de esta obra maestra.