Después de una primera temporada muy buena con unos personajes creíbles y carismáticos sobre una trama solvente, viene una segunda temporada cuya única similitud son los actores y actrices pero pareciera que les hubieran lavado el cerebro. Pasando de la coherencia a la preadolescencia para explicar de manera muy deficiente el distanciamiento y enfrentamiento entre los mismos.
Perdida ya en ésta segunda la verosimilitud y con un guión nefasto no queda más que añadir tonos de misticismo y una sucesión de elementos inexplicables para rematar la faena que empeora capítulo tras capítulo tornándose cuesta abajo.

Lo mejor: la primera temporada. Nota: 7
Lo peor: la segunda temporada que ya se vuelve infumable al final. Nota: de 6 a 4 según avanzan los capítulos.