Sensacional película que nos muestra la vida pura y dura en su cara más dura, valga la redundancia. Y no sólo nos lo muestra, sino que sabe hacerlo con la suficiente fuerza para que cale el mensaje sin necesidad de ser demasiado explícito.

Me reí bastante con la relación entre Monique y Waël, creo que le da mucha fuerza a todo el entramado en general.

También me han cautivado el resto de personajes, pero me centraré principalmente en la figura de Waël: creo que representa el núcleo central de toda la trama.

A golpe de batuta va dirigiendo las conductas del resto, y no solo eso; es capaz de proporcionar la motivación que unos chavales necesitan para darle a las cosas la importancia que merecen, para contar la verdad, para analizar donde están los verdaderos conflictos, para ayudarse unos a otros, para echarle ese poquito de morro a la vida...

Porque el título de "educador" lo lleva de calle, y es que la experiencia es un grado. Y las malas experiencias, aún más.

Es, sin duda, el brote verde entre la mala hierba.