27 de octubre de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basiliscos son un género de largartos y la indolencia, apatía con que retrata a los jóvenes y no tan jóvenes de un pueblo al sur de Italia, años sesenta, inmerso en las abúlicas tradiciones.
Divertido homenaje el que rinde a la siesta, tributo sagrado de costumbres y tradiciones.
Cine costumbrista, en el mayor sentido de la expresión, con toques satíricos.
Retrato social de una época, cualquiera que haya vivido en la España de ese momento encontrará multitud de similitudes.
La trama no es lo importante, sino el lado antropológico de la narración.
Expone todos los tópicos, prejuicios, maledicencias, ignorancias, ideas preconcebidas imaginables.
Un hijo de notario no podía casarse con una campesina, por ejemplo, no estaba bien visto. Las clases sociales había que mantenerlas. Porca míseria.
Muy divertida la secuencia del matrimonio concertado entre la hija del farmacéutico y el hijo del notario.
La única opción era salir corriendo, huir, Roma tenía los brazos abiertos.
El ritmo elegido es pausado en extremo, expositivo recalcitrante.
La fotografía es exquisita, como algunos encuadres y planos originales que nos regala:
El paseo de la chica, empezando por un plano cenital, pasando a un picado, angulando la cámara con una grúa y creándo el efecto óptico que el pueblo se ladea. Formalmente muy hermoso y esconde alguna simbología.
Utiliza en ocasiones el tono documental en lo visual, con gran acierto.
Diagnóstico sociológico de una época reciente y a la vez lejana.
Afortunadamente.
La música de Morricone, da el aroma folclórico al ambiente tradicional que se respira, asfixiante.
Ópera prima de una directora con una amplia carrera y desigual fortuna.
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