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España España · Xanadú
Voto de Orson_:
7
Musical. Romance. Comedia Sonia es una viuda, inmensamente rica, de Marshovia, pequeño país centro europeo del que controla la mitad de la riqueza. El país depende de que ella gaste su dinero en él, así que, cuando se traslada a París porque no logra encontrar marido, el rey envía al Conde Danilo a cortejarla y traerla de vuelta. Si no lo consigue, se le formará consejo de guerra... (FILMAFFINITY)
17 de octubre de 2023
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“La viuda alegre” supone una especie de cierre de etapa en la filmografía de Lubitsch, donde abundaban hasta ese momento las comedias superficiales de ambientes lujosos, muchas veces en forma de operetas como el caso que nos ocupa, con personajes de alta alcurnia que se movían entre palacios y mansiones asistiendo a fiestas o recepciones, que se veían envueltos en enredos amorosos.

Vista hoy en día puede deducirse que no ha soportado bien el paso del tiempo, como muchas de las obras del genial director, pero esto sería aplicable a la temática y al tratamiento de personajes y algunas situaciones, nunca a la calidad narrativa de Lubitsch, que sigue siendo realmente brillante.

Como buena comedia de enredos, se nutre de confusiones y equivocación de identidades para ir avanzando en su desarrollo, dentro del ámbito de la guerra de sexos que tanto juego daba.

Su condición de opereta jalona la narración de números musicales que hacen énfasis en determinados momentos de la trama, pero no cortan el ritmo narrativo sino que lo ayudan a avanzar y resultan en su mayoría bastante agradables, llamando la atención la forma frívola en la que se tratan temas como el adulterio, la promiscuidad o las reconciliaciones amorosas.

Supone una crítica al hombre mujeriego que nunca ha pensado en sentar la cabeza, y que se toma sus conquistas amorosas como una especie de juego en el que dar brillo a su valía como amante. Hasta que se topa con la mujer indicada que le hace ver que el amor es algo distinto a ir saltando de cama en cama, haciendo que se plantee toda su existencia.

Pero donde realmente brilla la película es en la técnica narrativa de Lubistch, la cámara parece estar siempre colocada en el lugar ideal, utiliza de forma brillante recursos ingeniosos como el fuera de campo o las elipsis, con una delicadeza y elegancia exquisitas, llenas de inspiración. Su habilidad legendaria para los dobles sentidos e insinuaciones se pone de manifiesto en todo su esplendor.

No volvería Lubitsch a filmar obras de este estilo, y curiosamente a partir de finales de los años 30 nos regalaría las que son para mí sus mejores comedias: “Ninotchka”, “El bazar de las sorpresas”, “Ser o no ser” o “El diablo dijo no”, por la que tengo una especial debilidad.

“La viuda alegre” derrocha simpatía, buen rollo y un tono liviano que nos hará pasar un rato agradable. Y si deciden ir más allá de lo que se cuenta para poner especial atención a cómo se cuenta, disfrutarán de una lección de cine de uno de los grandes directores de comedia de todos los tiempos.
Orson_
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