Siguiendo un clásico esquema de auge y caída, Martin Scorsese narra con su habitual nervio la carrera delictiva de Henry Hill, un mafioso neoyorquino, reflejando la inicial fascinación de este por el mundo gansteril y su progresivo desencanto. Scorsese despliega con maestría numerosos recursos narrativos consiguiendo una película vibrante, con impactantes escenas de violencia y un negrísimo y socarrón sentido del humor. Los protagonistas son Ray Liotta, Joe Pesci y Robert De Niro, los tres estupendos incorporando a unos tipos agresivos y amorales. Uno de los nuestros puede considerarse algo así como la vertiente cocainómana del sueño americano.