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Voto de ESPILBERDO:
7
Terror. Drama Owen es un niño triste (Kodi Smit-McPhee), maltratado por sus compañeros de clase y abandonado por sus padres divorciados; sin embargo, algo cambiará en su solitaria vida cuando conozca a Abby (Chloe Moretz), una nueva y misteriosa vecina, que vive con su silencioso padre (Richard Jenkins), y con quien entablará una particular amistad. Remake norteamericano de la celebrada película sueca "Déjame entrar" ("Let The Right One In"). (FILMAFFINITY) [+]
4 de noviembre de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a dedicarme a hacerte perder el tiempo desglosando una cronología del mito vampírico en el cine, como han hecho muchos usuarios ya, pero sí diré que es cierto que desde aquel Nosferatu mudo el subgénero ha ido decayendo en el retrato cada vez más pijo y hedonista de unos seres amaneradamente imbéciles. Y he aquí que tenían que llegar los suecos para reinventar todo esto justo al mismo nivel que el cine negro. "Déjame entrar" supuso la misma revolución para el cine vampírico que "The host" para el de monstruos. Una mirada más íntima, cotidiana y suburbial de un fenómeno que por fin afectaba a una actual comunidad de vecinos de clase media y no a los aldeanos en las proximidades de un castillo en el siglo XIX.

Es inevitable comparar las dos versiones (en cierta forma para eso se hacen), y diré que esta última no supera a la sueca pero es mucho más explícita y por tanto menos encantadora. Se han esmerado en retratar a un ser más dinámico y feroz y menos sensitivo y tiene gracia ese inicio de flashforward y el uso de algunos litros más de sangre. Lo que no perdono es la modificación infame de un final que era pura poesía y que Reeves ha tornado en cutre y charcutero.

Pero dentro de lo que cabe es una buena revisión: los espectadores poco exigentes y reacios a las rarezas europeas la encontrarán más entretenida y entenderán mejor su historia de amor prepúber. Y se asustarán más seguramente, aunque no les provocará ese miedo a caminar por un parque en una de estas noches frías que se avecinan ni esa extraña aversión hacia los niños descalzos. Sensaciones que sí dejaba impresas la versión original.
ESPILBERDO
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