El Vuelo es la bella y triste historia de un comandante que pilota mejor borracho que sobrio y que, con todo, tiene que guardar las apariencias y hacer como que no pilota hasta las trancas un trasto infernal mientras salva la vida de miles de personas haciendo un doble tirabuzón y pegándose una hostia del copón -eso sí, casi sin víctimas-. Ni que decir tiene que nuestro héroe, que tiene problemas con todo menos con la bebida, tendrá que lidiar con todo tipo de cabestros y sus monsergas políticamente correctas hasta llegar a la conclusión de que nada es lo que parece y que hubiese sido mejor no haberse levantado el día de autos. No obstante, no todo es para echarse a llorar en esta historia, ya que, por el camino, aparece una masajista que le hace pipotés y un hijo -porque tiene un hijo y todo- que le hace ver la luz y le da abrazos.

Magnífica película.