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Voto de PADRE FLANAGAN:
7
Aventuras A finales del siglo XIX, en la selva africana, un tal Wilde ejerce de guía en un safari cuyo objetivo es traficar con el marfil de los colmillos de elefante. Tras encontrarse con una tribu belicosa, Wilde aconseja apaciguar a los guerreros ofreciéndoles un regalo simbólico, pero el arrogante jefe de la expedición, se niega, ofendiendo así al jefe de la tribu. A continuación, los cazadores son capturados y asesinados. A Wilde el jefe le ... [+]
27 de marzo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tema de esta película nos retrotrae claramente al western, por lo menos para cualquiera con cierto conocimiento del género. Nos recuerda mucho a la llamada Run of the arrow, la carrera de la flecha, precisamente el título original de la película Yuma, de Samuel Fuller, protagonizada en 1953 por Rod Steiger y Sara Montiel, y que a su vez se basa en la aventura real de un tal John Colter, a principios del siglo XIX, que sufrió, a manos de un grupo de indios que le capturaron, el mismo suplicio al que es sometido aquí el sufrido protagonista. Wilde traslada la historia de la pradera norteamericana a la sabana africana, y cambia los indios por guerreros africanos.

En su momento, aún con críticas a favor y en contra, la película causó sensación por lo audaz de su propuesta. Fue rodada en Rhodesia, la actual Zimbabwe, por los bajos costes de rodaje y las facilidades que le daban las autoridades locales. De hecho, sólo costó 700.000 dólares de la época, una auténtica bagatela para una película de estas características. Para empezar, el guión sólo tenía nueve páginas. Lo cierto es que apenas hay diálogos en toda la cinta, salvo algunos, muy breves, al principio, entre Wilde y el jefe de la expedición y entre éstos y el jefe tribal y luego en el poblado y algunos más más adelante. Lo que hay es acción, mucha acción, una persecución incesante, pausa, reposo, y de nuevo persecución sin tregua, interrumpida una y otra vez por breves pero feroces combates. Y no sólo entre perseguido y perseguidores, sino entre aquél y las fieras salvajes, bien intentando cazar alguna pieza para comer, o intentando evitar que le coman, o los animales cazándose y devorándose unos a otros. Impresionó entre otras cosas por la brutalidad de las ejecuciones del principio, que denotan una malsana imaginación y considerable sadismo, bien de la tribu en cuestión, bien de los autores del guión. Una parte muy importante de su haber está en la muy hermosa fotografía y en el tono semidocumental de todo el metraje, lo que le da mucha más autenticidad, no sólo con los poblados indígenas sino con gran número de escenas de animales en acción, muy bien rodadas, que ilustran y subrayan poderosamente la brutalidad de la fauna salvaje, pareja a la de los hombres que protagonizan la película. La banda sonora, por su parte, se compone exclusivamente de música tribal africana, que comparte y subraya el ritmo frenético de toda la película.

Cornel Wilde es, naturalmente, el protagonista absoluto, incluso aunque su personaje no tiene nombre pues no se pronuncia en ningún momento. Cumple perfectamente en su papel de hombre acosado y angustiado pero no falto de coraje ni de recursos. Por cierto que hay que reconocer que estaba en muy buena forma física a sus 52 años, para poder encarnar de forma solvente a este particular Tarzan. Por lo que al resto del reparto se refiere, se da la circunstancia que, de los otros dos actores blancos, uno de ellos, Patrick Mynhardt, muy conocido en su casa a la hora de comer, hace sucesivamente tres papeles, cada uno de ellos muy breve: de supervisor del safari, de traficante de esclavos y de oficial británico. Cuestión de economizar presupuesto. Curiosamente también, los perseguidores no son simples sujetos anónimos, sino que tienen características propias y conversan y discuten, es verdad que brevemente, entre sí, y los actores que los interpretan son relacionados al final, con foto, nombre y apellidos. Para terminar, es curioso que en esta película sin más mujeres –algo increíble en una cinta de aventuras- que las extras africanas con los pechos al aire el único personaje femenino sea una niña indígena de ocho años, el único personaje con el que el protagonista interactúa durante casi todo el metraje.

En resumen, una notable y muy curiosa y atípica cinta de aventuras, de acción incesante, una persecución a vida o muerte que sólo se resolverá en el minuto final de la película, y estupendamente realizada por un actor inquieto y director irregular pero, no hay duda, más que interesante.

Muchos aseguran que influyó enormemente en Mel Gibson para hacer su célebre y estresante Apocalypto. Hace tiempo que la vi y no la recuerdo muy bien, pero sí que buena parte de la película consistía en la furiosa persecución del protagonista por parte de una turba de guerreros ansiosos por cortarle el cuello. Habrá que revisarla un día de éstos.

El guión, obra de Clint Johnson y Don Peters, mereció una nominación a los Oscars al mejor guión original.

Como suele decirse, más hace el que quiere que el que puede. Y está claro que, aquí, el bueno de Wilde quiso muchísimo.
PADRE FLANAGAN
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