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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
8
Drama Rosaria y sus cuatro hijos (Simone, Rocco, Ciro y Luca) abandonan su tierra natal, Lucania (la actual Basilicata), para emigrar a Milán en busca de trabajo y oportunidades que les permitan mejorar sus condiciones de vida. Allí encuentran a Vincenzo, el hermano mayor, que trabaja de albañil pero que está relacionado con el mundo del boxeo. (FILMAFFINITY)
16 de noviembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tremebundo drama que se sumerge, durante sus casi tres horas de duración, en los vericuetos de las desigualdades sociales, la desestructuración familiar, la prostitución y los bajos fondos pugilísticos. Testimonio feroz, junto a "El Gatopardo", de que Luchino Visconti era muy capaz de un cine más hondo, más valioso por tanto, que cierta suerte de esteticismo vacuo en que cayó posteriormente.
"Rocco y sus hermanos" presenta algunos puntos de contacto con el neorrealismo de la década anterior, como son las escenas suburbiales, los personajes lumpen y el tono general de denuncia. No obstante, una superior holgura presupuestaria le permite contar con estupendos actores profesionales, muchos de ellos de gran renombre, lo cual confiere a esta cinta una dimensión y un vuelo mucho mayores.
Muy correcto un Alain Delon de aire pubescente, del que Visconti está obviamente enamorado hasta las trancas, quien logra una meritoria composición de su ingenuo Rocco Parondi. Dechado de bondad, al empatizado espectador no le queda sino exigir al cruel destino le depare (algo más de) éxito. Si bien, otro rostro algo menos simétrico le hubiera caído mejor al humilde boxeador del personaje.
Excelente, por su parte, Renato Salvatori como la malograda oveja negra de la familia, en un papel infinitamente menos agradecido que el del caballero blanco Delon.
Fantástica también la prostituta interpretada por Annie Girardot, muñeca rota de un mundo durísimo al que ciertos capos del cartel financiero mundial parecen empeñados en devolvernos.
Completan el cuadro unas cuantas escenas muy italianas de colación multitudinaria pasada por lágrimas, un precioso blanco y negro que resalta los claroscuros de la trama y de los submundos que pone en la picota, y una música hermosa, melancólica como la sonrisa de Annie Girardot o la mirada de Alain Delon, obra del gran Nino Rota.
Carorpar
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