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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
7
Drama Billy Hayes (Brad Davis), un joven estadounidense, fue detenido en el aeropuerto de Estambul cuando se disponía a subir a un avión con varios paquetes de hachís. Acusado de uno de los delitos considerados más graves en Turquía, Billy es condenado a cuatro años de cárcel. En prisión sufrirá las atrocidades propias de un sistema penitenciario brutal e inhumano. (FILMAFFINITY)
2 de diciembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Celebérrima pesadilla, tan efectista como aterradora.
Alan Parker filma el potente guión de un todavía humano Oliver Stone. El resultado es una brillante recreación de lo que bien pudiera ser el infierno dantesco en tierra. Peor aún, la recreación de- lo que debía de ser en 1970- quedar confinado- sepultado- entre los ancestrales muros de una cárcel turca, tal como sucedió a Billy Hayes, autor de la historia autobiográfica en que se basa el oscarizado libreto de Stone.
Frecuentemente acusada de xenófoba, cuando no de crudamente racista, "Midnight Express"- totalmente de acuerdo con Pablo Kurt en que se trata de un título precioso-, transita, efectivamente- no está en mi ánimo continuar por la senda del fácil juego de palabras enraizado en el término "efectismo" y derivados-, entre la complacencia etnocéntrica y la provocación gratuita. No obstante, su deslumbrante factura cinematográfica hace que tardemos muy poco en olvidar todos esos mohínes de profesor de ética primerizo.
La intensa interpretación del malogrado Brad Davis- muerto de SIDA en 1991- queda un tanto ensombrecida por la personalidad inaudita de John Hurt y la desorbitada humanidad de Randy Quaid. Y es que, pese a sus denodados intentos, hay momentos en que no parece estar llevando tan mal su desproporcionada condena. Muchacho de buen conformar, o que su aire a lo James Dean no casa demasiado con la mugre taleguera. Voluntarioso, en cualquier caso.
Destaca la oscura fotografía a cargo de Michael Seresin. Sus imágenes terribles entroncan indudablemente con las fantasmagorías pictóricas de Gericault y Delacroix- "La balsa de la medusa" y "La muerte de Sardanápalo", respectivamente-. No en vano, "Midnight Express" comparte una cuota nada desdeñable de los prejuicios preñados de admiración enfermiza que los románticos profesaban al supuesto salvajismo oriental.
El excelente "score" compuesto por Giorgio Moroder, atravesado por su conocido y melancólico "leitmotiv", fue merecidamente galardonado con un óscar.
Para terminar, una mención especial al brutal alcaide turco encarnado- y nunca mejor dicho- por Paul L. Smith. Cada una de sus apariciones en escena alimenta desde entonces las fantasías de, por lo menos, un par de generaciones de sadomasoquistas.
Carorpar
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