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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
10
Drama América, años 40. Don Vito Corleone (Marlon Brando) es el respetado y temido jefe de una de las cinco familias de la mafia de Nueva York. Tiene cuatro hijos: Connie (Talia Shire), el impulsivo Sonny (James Caan), el pusilánime Fredo (John Cazale) y Michael (Al Pacino), que no quiere saber nada de los negocios de su padre. Cuando Corleone, en contra de los consejos de 'Il consigliere' Tom Hagen (Robert Duvall), se niega a participar en ... [+]
17 de noviembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No resulta fácil escribir una crítica de "El Padrino", no al menos una que no desmerezca demasiado. Porque la tentación de caer en infinidad de lugares comunes es tan grande como casi ineludible, tanto se ha dicho ya de ella. "El Padrino" es, en definitiva, una película que agota todos los calificativos- y he ahí un ejemplo de los lugares comunes recién mencionados-.
No resulta fácil escribir una crítica de "El Padrino", no al menos "una" solamente. Porque cada visionado- y van... no sé, probablemente más de una docena- invita a perderse en un océano de matices nuevos. Invita también a verla una vez más, claro. Y otra. "El Padrino" es una obra en constante relectura y de relectura obligada. Veo "El Padrino" una vez al año, y me parecen pocas. Topo con ella haciendo "zapping" y me quedo frente a la pantalla, mesmerizado, hasta ese último plano del besamanos al nuevo Don.
Intentaré, no obstante, transcribir las sensaciones inducidas por la contemplación de esta obra maestra, hija del empeño y la megalomanía de Francis Ford Coppola.
"El Padrino" es, en efecto, un fiel reflejo de la personalidad de su artífice. Grandilocuente como pocas, no se resiente, sin embargo, de su ambiciosa retórica- cosa que sí le sucede, en parte, a "Apocalypse Now"-. Y ello es gracias a la deslumbrante perfección que alcanza en prácticamente todas sus facetas. Paradójicamente, dicha afectación- hecha carne en el, más que nunca, imponente Marlon Brando-, suma una muy acertada cuota de teatralidad a lo que no es sino una tragedia griega trasplantada en la América de la segunda posguerra mundial. Más terrible si cabe, pues no parece haber catarsis que legitime el derramamiento de "mala sangre".
Desde el principio Coppola parece saberse a los mandos de un proyecto que trasciende lo meramente cinematográfico. Consciente de estar haciendo historia, se rodea de una "familia" de tipos dotados, como él, de unas idiosincrasias tan arrolladoras como sus talentos. Nino Rota en el inolvidable "score"; Mario Puzo- autor de la novela, un tanto pálida, que inspira la historia- en el sólido guión, a cuatro manos junto al propio Coppola; Al Pacino en la gélida piel de Michael Corleone; y, cómo no, Brando con sus bolas de algodón en la boca crispada de Don Vito Corleone, son cuatro individuos para quienes el término medio es cualquier cosa salvo virtud. Ni que decir tiene que a James Caan, Robert Duvall y Diane Keaton tampoco es que les ardan demasiadas prendas en hacer de su capa un sayo. Precisamente la tregua que dan a sus egos voraces y su resolución a dejar una impronta de excelencia es lo que en último término eleva a la categoría de icono una cinta que, de otro modo, muy posiblemente ya hubiera sido magnífica- Coppola había pensado en Burt Lancaster para el papel que Brando acabara por hacer eternamente suyo-.
"El Padrino" se atreve a redefinir los códigos de un subgénero, el gangsteril, que en 1972 muy probablemente se antojase tan arcaico como James Cagney. No contento con la osadía, contribuye, y no poco, a la revolución que tuviera lugar durante aquellos años salvajes de "moteros tranquilos", dando a luz al cine moderno- fácil antónimo que oponer al epíteto "clásico"-. Aún así, con la fría determinación de un Michael Corleone, "El Padrino" decide dar un paso más, nutriendo el imaginario colectivo con una abigarrada galería de estampas reconocibles hasta para el más lego.
No es casualidad que celebrase los cuarenta años de su estreno sucediendo a "Ciudadano Kane" en el trono, entre crítico y popular, de "mejor película de la historia". Creo que lo era ya entonces, el paso de las décadas y las generaciones no ha hecho sino confirmarlo. El título, de hecho, le queda pequeño a la que posiblemente sea una de las más brillantes manifestaciones de la cultura occidental contemporánea.
Carorpar
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