Excelente comedia a cargo de un Woody Allen cuyo sentido del humor acreditaba por entonces una lozanía disparatada y envidiable.
Su prosaico título, "Love and Death", alberga evidentes reminiscencias entre freudianas y tolstoianas. La traducción del mismo como "La última noche de Boris Grushenko" recuerda, por contra, a la verborrea plomiza de algún que otro tótem del cacareado realismo mágico. La creatividad de nuestros traductores a sueldo merecería un tratado en varios volúmenes que excede de largo las posibilidades espaciales ofrecidas por filmaffinity, de modo que no me extenderé más a ese respecto.
Efectivamente, Allen se atreve en esta cinta a parodiar- y muy bien, por cierto- a popes de la literatura rusa y universal como son el citado Tolstoi y, sobretodo, Dostoievski. La revisión satírica que dedica a los adustos motivos característicos de ambos autores resulta de una agudeza admirable y, por momentos- bastantes, muchos-, francamente hilarante. Los tópicos más visibles de dicha literatura son expuestos a la lupa estética y moral- o inmoral- del Woody Allen de primera hora- a saber: Nietzsche, Freud, Bergman y Groucho Marx- como si de héroes clásicos reflejados en los espejos del callejón del Gato se tratase. El resultado no sólo es desmitificador, sino indudablemente refrescante.
Quedaban dos años para el estreno de "Annie Hall", su triunfo de crítica y público más unánime, al tiempo que punto de no retorno para una carrera que desde entonces abandonaría el desenfado "slapstick" de sus orígenes. A la vista de experimentos deleitosos como "Love and Death", es inevitable embargarse de cierta nostalgia de aquel loco estilo feliz, repudiado, un tanto injustamente, en aras de un reconocimiento que se ha demostrado tan ventajista como desagradecido.