Haz click aquí para copiar la URL
España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Comedia En un elegante restaurante de los Campos Elíseos, tres veteranos actores charlan animadamente. Cuando uno de ellos se da cuenta de que el camarero se ha olvidado de traerle el vaso de agua que había pedido, se pregunta si habrá pasado ya su tiempo. Mientras tanto, sus compañeros de mesa no dejan de zaherirlo, diciéndole que es demasiado viejo para ser actor. A partir de ese momento un solo objetivo regirá su vida: averiguar si realmente ... [+]
25 de enero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bertrand Blier reúne a todos los grandes del cine francés en este despiporre metacinematográfico y surrealista preñado de sonoras bofetadas y diálogos ingeniosos.
Director y guionista parecen esfumarse. Dejado el enorme talento del nutrido reparto a su albur, la película evoluciona como si de una improvisación jazzística se tratase. Y así lo subraya la partitura.
Que esta feliz locura gira en torno a la profesión de actor es evidente. No tanto su amarga reflexión acerca del paso del tiempo. Una reflexión que no acaba de encajar con el planteamiento desenfadado de la tomadura de pelo que, en el fondo- y en la forma-, es "Los actores". Que te tomen el pelo es aceptable, creo haberlo dicho en alguna otra ocasión, si se tiene gracia para hacerlo. Bertrand Blier y su añeja "troupe" ciertamente la tienen. Si bien es cierto que no estamos ante un plato para todos los paladares. Habrá quien, como he leído por ahí, la considere "demasiado pretenciosa". Probablemente lo sea. El cameo de Alain Delon sin duda lo es. Depardieu nos obsequia, por su parte, con una fugaz aparición anuncio clarividente de sus futuros y recientes problemas con las autoridades francesas, las de tráfico esta vez.
Lo mejor del homenaje que durante hora y media se da la clase cómica del país vecino es la divertida química existente entre algunos de sus más egregios representantes. La que muestran, por ejemplo, el impertérrito André Dussollier, el enervado Jean-Pierre Marielle y el insólito Jacques Villeret en la impagable escena de la jarra de agua caliente con que se da rienda suelta a la juerga. O la que hay entre Belmondo y Serrault, haciéndose muecas el uno al otro, jocosa y totalmente pasados de rosca.
Curiosa provocación, en fin. Deliciosa gamberrada.
Carorpar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow