Visual e interpretativamente excelente. Una apuesta diferente sobre el tema posesiones, exorcismos, la segunda venida de Cristo, el mal en el mundo... Esta película introduce momentos completamente novedosos combinando el thriller policíaco, el suspense y el terror de manera realmente equilibrada.

El viaje del protagonista a lo largo de la trama es realmente interesante, no es introspectivo como se dice por ahí, simplemente es un hombre sin fe en Dios, sin embargo, es buena persona. Pero esto último no es suficiente para luchar contra el mal que asola el mundo, porque este mal va mucho más allá de lo que el protagonista (policía) puede si quiera sospechar, a pesar de que lo ha vivido en sus propias carnes nada más empezar la película. Él no es capaz de ver que hay un mal operando que escapa a la razón humana.

Y toda la película funciona como una gran metáfora en la que una buena persona acaba siendo el engranaje perfecto, la plataforma corporal o material perfecta, para hacer el mal supremo que es eliminar el Bien, el hijo de Dios, el Mesías. En definitiva, es una película excelente y no comprendemos cómo es posible que haya tanta ceguera ante tamaña obra de arte: ¿será que no son capaces de ver el Bien cuando lo tienen delante?