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España España · Madrid
Voto de Feisal:
9
Aventuras En la Alta Edad Media, los vikingos o normandos (hombres del Norte) adoraban a Odin, el dios pagano de la guerra, que los guiaba a través de los mares cada vez que emprendían sus habituales incursiones de saqueo. Einar y Eric, hijos ambos del rey vikingo Ragnar -aunque ignoraban su parentesco-, se odiaban profundamente, pero se vieron obligados a luchar juntos para rescatar a la princesa Morgana, de la que ambos estaban enamorados, de ... [+]
21 de febrero de 2008
44 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se sabe que el cine cambia y cambia, atraviesa épocas y décadas, y que siempre se repite hasta la saciedad aquello de que "ya no se hacen películas como éstas o aquellas". Pero es que en este caso, así es. Ya llevamos más de una década sufriendo la esclavitud de los efectos especiales en el cine de aventuras (aunque de vez en cuando surjan excepciones que intentan que no perdamos la esperanza), y la gravísima escasez de buenos e inteligentes guiones para este tipo de películas. En resumen, que sí, que ya no se hacen películas como "Los vikingos". Películas con inmensos actores en grandes papeles sostenidos por estupendos guiones que narraban aventuras inolvidables. Sin ir más lejos, "Beowulf", ambientada en una época similar, no tiene ni un 20% del encanto y de la fuerza que ésta posee, aun deslumbrándonos con unos sofisticados efectos visuales (y ojo, la cinta de Robert Zemeckis me entretuvo y me pareció más que correcta) que no poseen las escenas de Kirk Douglas escalando la pared de un castillo.
La historia del vikingo Einar (Douglas), bravucón, valiente, volcánico y arrogante como sólo Kirk Douglas sabía serlo; de Eric (Tony Curtis), el esclavo despechado y sufridor, y del rey Ragnar (Ernest Borgnine) forma parte de la historia del mejor cine de aventuras. Richard Fleischer, un excelente director al que Hollywood nunca tuvo demasiado en cuenta, puso todo su buen criterio y su inteligencia a la hora de llevar a la pantalla la novela de Edison Marshall. No sólo cuidó el guión (a cargo de Calder Willingham y Dale Wasserman), sino que exigió una ambientación completamente fiel al momento en que se desarrolla la historia, es decir, entre los siglos VIII y IX. Ni qué decir tiene que se cumplió a la perfección.
La película huele a aventura de las grandes por los cuatro costados. Ese Douglas comiéndose la pantalla. Ese Curtis prometiendo venganza en cada mirada suya. Ese Borgnine, puro derroche de vitalidad y fiereza. Incluso los secundarios Janet Leigh y James Donald están soberbios. El triángulo amoroso Douglas-Curtis-Leigh está enmarcado en el mejor de los paisajes, en el de los fiordos y montañas noruegas, bellísimamente fotografiados por Jack Cardiff. Y qué decir de la imborrable música de Mario Nascimbene, que se te queda grabada a fuego en el cerebro una vez que has terminado la película. Preciosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feisal
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