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Voto de Marquitos:
1
Drama Hirayama parece totalmente satisfecho con su sencilla vida de limpiador de retretes en Tokio. Fuera de su estructurada rutina diaria, disfruta de su pasión por la música y los libros. Le encantan los árboles y les hace fotos. Una serie de encuentros inesperados revelan poco a poco más de su pasado. (FILMAFFINITY)
17 de enero de 2024
55 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película que tu patrón (self-made wo/man, por supuesto) quiere que veas.

Una perfecta apología de tirar tu vida por el retrete "cumpliendo con tu deber" como anónimo miembro de una endemoniada sociedad que, lógicamente, no se sustentaría sin los que laburan duro como tú, y que está gobernanda (no sólo política y económicamente, sino en todos los órdenes) por "culolimpios" que lo han tenido más fácil, no pueden empatizar contigo y jamás se "rebajarían", pues ellos "lo valen".

Cinematográficamente hablando, la película es un bombón para su propósito: el protagonista Hirayama, que limpia los relucientes WCs de Tokyo, despierta gran simpatía, apoyado en una excelente interpretación y en la ambigüedad de su pasado (que progresivamente se va desvelando pero nunca llega a un clímax, generando así una mayor identificación por parte del espectador medio). La fotografía es excelente en su pretendida sencillez y los escenarios nos muestran un trabajo que no está tan mal, pues, aunque Hirayama se pasa el 50% de la película limpiando retretes, jamás vemos un resto de detrito en toda la película; apenas parecen WCs, al revés: con su arquitectura chic asemejan más un retiro espiritual anunciado en Vogue. Y si limpiar retretes no está tan mal y, supuestamente, te hace feliz... ¿qué lo está?

La trituradora de carne devora a las personas sensibles y amables como Hirayama. Porque aunque aspiran a vivir en armonía, al final les basta con sobrevivir (mientras "viven" para el otro). Porque aunque desean relaciones sociales profundas, las cicatrices emocionales del pasado los llaman a esconderse del terror del dilema humano allí donde pueden sobrevivir: en la sumisión, en la atomizacion.

Los de RRHH la pondrán en breve en alguna sala de tu oficina. O te ofrecerán un cheque con un 10% de descuento para la entrada. Visionado obligatorio.

Te puedes autoengañar si quieres, adelante: mindfulness, minimalismo, "tiempo libre" y demás chorradas. Mi única recomendación es que dejes de leer esto aquí y ahora y descanses, esclavo, que mañana toca remar en la galera de nuevo. Aquí y ahora.
Marquitos
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