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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
7
Musical. Romance. Drama Los adolescentes Tony y María, a pesar de tener afiliaciones con pandillas callejeras rivales, los Jets y los Sharks, se enamoran en la ciudad de Nueva York en la década de los 50. Nueva versión del legendario musical 'West Side Story', a su vez adaptación de una famosa obra de teatro de Broadway, que modernizaba la historia de 'Romeo y Julieta', de Shakespeare. (FILMAFFINITY)
20 de enero de 2022
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es lícita y hasta cierto punto compresible la controversia generada en torno a la necesidad o no de presentar a estas alturas una nueva versión actualizada de “West Side Story”. Me pregunto si esa misma controversia surgiría en parecidos términos hace ahora sesenta años cuando la película original llegó a las pantallas. A fin de cuentas, el “West Side Story” de Wise y Robbins no dejaba de ser el remake de otro remake que a su vez había llevado a los escenarios de Broadway, y este sí de una forma totalmente vanguardista y transgresora, el clásico de William Shakespeare, “Romeo y Julieta”.

¿Se escandalizaría el público de la época viendo las andanzas de los Montescos y los Capuletos trasplantadas de las calles de Verona al Nueva York del siglo XX? ¿Lo consideraría necesario y pertinente? Cabe preguntarse también por qué en estas circunstancias el “West Side Story“ de Wise y Robbins ha llegado hasta nosotros como un musical canónico. Tal vez la respuesta está en que el texto original shakespereano lo aguanta todo. Y así lleva representándose en un sinfín de modos y maneras más de cuatro siglos. Y aún así, cada nueva revisión no está exenta como vemos de las dudas y la polémica. Así pues, por qué no ver el “West Side Story” de Spielberg como el último eslabón de la cadena.

Lo que percibo ante todo en este nuevo remake del clásico es respeto, respeto en la forma con la que Spielberg se acerca a la trágica historia de Tony y María, no desde la suficiencia de alguien que se cree el más listo de la clase porque él lo vale – realmente lo vale; todos en el fondo sabemos que si había alguien capaz de salir airoso en el cine actual de un envite así ése no era otro que Mr. Steven- sino desde la humildad de alguien que ama realmente su oficio, y de alguna manera, lo ha reinventado en las últimas décadas. Más que la reescritura de un texto mítico, West Side Story es en manos de Spielberg, todo un homenaje al cine que le formó como director. En realidad, la respuesta al porqué Spielberg necesitaba este remake está en ese emotivo “to dad” con el que se cierra la película antes de los créditos finales. Ojala todos pudiésemos en un momento dado ser capaces de hacer dedicatorias así a quienes más queremos. Es, además, de justicia poética que la pandemia haya retrasado una y otra vez el estreno de la película hasta hoy cuando la vigencia del cine en salas está más en el alero que nunca.

Yendo al fondo del asunto, las diferencias entre esta nueva versión y su inspiradora serían en este sentido un poco peccata minuta. Además de la lógica elección de un nuevo reparto – que en general cumple con creces- algunas decisiones en cuanto a la puesta en escena que, independientemente de que sean más o menos afortunadas, siempre resultan estimulantes. A estas alturas, veo innecesario reservar para el spoiler mis impresiones al respecto. Así que allá voy.

Estimulante me parece la alteración en el orden de algunos números musicales, para colocar por ejemplo el “I feel pretty” justo en el momento previo a que María descubra el asesinato de su hermano a manos de su enamorado. O el estallido de vigor y colorido en las calles por las que se canta el “America” en contraste con el intenso, estático y nocturno “cuerpo a cuerpo” del original en la azotea. Podría decir, sí, que me gusta más el “Officer Krupke” de 1961 que el actual, o que veo algo fuera de lugar a Rita Moreno cantando “Somewhere” que por intensidad romántica y dramática requiere la presencia obligatoria de los dos amantes. Eso sí, el momento resulta de lo más entrañable.

Tal vez, este “West Side Story” haya supuesto el mayor reto en la ya larga carrera de Spielberg. Estamos hablando de un director acostumbrado a meterse en charcos y a salir más o menos airoso de ellos. Que un director, acusado una y mil veces de sensiblero, manipulador y blandengue, haya llegado a buen puerto con un material emocionalmente tan sensible como éste no sólo es digno de agradecer sino también incluso de aplaudir.
Juan Solo
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