"El graduado" debe su condición de leyenda cinematográfica al hecho de haber sido rodada en el momento oportuno, en el lugar adecuado, y por el equipo de personas idóneas. Han pasado más de cincuenta años de su estreno, y algunas de sus imágenes y sus diálogos siguen teniendo el mismo impacto que el primer día. Y pese a ser un producto tremendamente coyuntural, rompedor en su tiempo, también tras su mensaje esta ese mimo impacto.

Con la ayuda inestimable de Simon y Gardfunkel y de Dustin Hoffman, Mike Nichols traza un certero retrato social de la clase media alta norteamericana de la época. Los personajes de "El graduado" están instalados de manera permanentemente en el desencanto, los más mayores porque ya saben lo que es ser víctimas de sus propias frustraciones, y los más jóvenes porque temen la que se les viene encima.

La película rompió moldes en su momento, describiendo la tensión generacional en una época de cambios, incertidumbre y miedos. Dustin Hoffman está sublime, y su personaje, otro hombre tranquilo que al final estalla (como el que más tarde interpretará en "Perros de paja" de Peckinpah) encarna a la perfección a la juventud norteamericana de la época, viviendo en primera persona el desconcierto ante el futuro y la incomprensión de sus mayores ("hello darkness, my old friend).

No sé si Benjamin Bradock y Elaine Robinson serían felices y comerían perdices. Pero su cara en el autobús en la escena final del film es la viva imagen de la felicidad. Y él por fin se ha quitado la escafandra y les ha dicho a todos quién es o quién va a intentar ser a partir de entonces- blandiendo una cruz nada menos.

Resulta curioso ver esta película a finales de 2018 y pensar si realmente hubiese podido hacerse en nuestros días. Seguramente no, en estos tiempos en los que el me too pretende erigirse en el guardián de nuestras conciencias políticamente correctas, y nos obliga a elegir entre el blanco o el negro despreciando una infinita gama de grises. En "El graduado" 2018, Mrs Robinson sería un pendón desorejado, Benajmin un pichabrava, y Mike Nichols por supuesto un misógino fascista y recalcitrante. Así, sin matiz de ninguna clase ¿De verdad nos creemos que somos más modernos que hace cincuenta años?