Aquí tenemos un entretenido aunque un poco desaprovechado y rutinario thriller sobrenatural, basado en una novela de Dean R. Koontz.

No sé si en su momento la película tuvo éxito o no, pero seguro que hoy en día no muchos la recuerdan, y algunos de los que la vean la sentirán un pelín ridícula, sobre todo en cuanto al planteamiento narrativo y también al argumental. Una de las ideas principales (la de poder revivir a alguien que lleva muerto más de sesenta minutos, mediante un complejo procedimiento médico) nunca está del todo clara, se presenta de manera vaga, confusa... Además, puede que todo pase demasiado rápido. Pero quizá, lo peor de todo, sean los efectos especiales, que, vistos en pleno siglo XXI, son totalmente risibles.

Con todo, se deja ver, pero creo que para poder disfrutar de esta película en un 100 %, no sólo basta con ser un fanático incondicional del género, sino que también habría que subir en la máquina del tiempo y viajar de vuelta a 1995.