Crítica breve de Réquiem por un sueño (2000)

“Réquiem por un sueño” vuelve a demostrar una vez más que el cine original existe y no sólo eso, sino que lejos de cualquier estereotipo comercial, este producto realizado por Darren Aronofsky va más allá de una película de “yonkis” que buscan a diestro y siniestro su preciada dosis. Nos mostrará la cruda realidad, una existencia nada bonita la cual el propio director se encarga de que una vez veamos la película, tengamos claras cuales son las consecuencias de las drogas desde diversas perspectivas.

Personalmente, si yo fuera profesor, pondría esta película a los alumnos porque tiene su parte educativa y a su manera te conciencia sobre qué puede ocurrir si eliges ese tipo de vida basada en las drogas.

Dilemas morales aparte, las interpretaciones de Jared Leto y Jennifer Connely son notables y realizan una interpretación que deja huella. Tampoco me olvido de la interpretación de Ellen Burstyn, interpretando a la madre del protagonista y por consecuencia, la otra cara de la moneda.

Lo que si no olvidaré entre el sufrimiento interior y el mareo que llevaba encima al ver según que escenas (sí, sufría viendo el brazo de Harry Goldfarb), es la excelente banda sonora creada por Clint Mansell (“Moon”, 2009) a quien personalmente pondría en un altar de grandeza si pudiera, porque se lo merece y porque el tema principal de este film (se haya visto o no) pertenece ya a nuestra memoria colectiva.