Son cinco las novelas de Anna Renee Todd, aunque parece que esta será la última adaptación cinematográfica de los textos (pero no la última de la franquicia). En ella, los seguidores de esta desventurada relación juvenil cuentan con algo más de hora y media de vaivenes sentimentales.

Es fácil resumir el argumento: oscila entre la negativa (dramática) y la afirmación (pomposa) del “amor infinito”. Es decir, entre el “no quiero” y el “sí quiero”. El “te quiero para siempre” y el “no me convienes”. Entre la entrega sin condiciones y la decepción recurrente. Y, aquí, nos asalta una duda: ¿sabrá su autora qué es el amor infinito?

Sus marionetas –aquí no hablamos solo de la audiencia, sino también de los protagonistas– se mueven a merced de un guion que no muestra razones, que no justifica sus andanzas y, quizá, ni siquiera lo necesite. Quien regala su tiempo a esta trama no busca en ella otra cosa que no sea la exaltación sentimental, la evidente sensualidad de sus personajes y el dulce sueño de un amor eterno.

No obstante, hay que tener cuidado con lo que se sueña, pues, en realidad, After es la radiografía de una relación tóxica, manipuladora y nada veraz. Y, si no somos capaces de ver en este relato la falta de consistencia en el venenoso vínculo entre Tessa y Hardin, sería importante huir del universo de Anna Renee lo más rápido posible.

Salgamos de esta espiral de decepciones y escojamos, entre las miles de historias que nos envuelven, las que sí sean de amor y sí sean infinitas. De esta forma, también sí, seremos más felices.

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