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España España · Madrid
Voto de Ethan:
3
Musical. Drama Austria, 1938. María es una alegre novicia que abandona la abadía para convertirse en la institutriz de los siete hijos de un militar retirado, el capitán von Trapp, viudo desde hace poco tiempo. La casa de los von Trapp funciona como un cuartel, pero María consigue devolver la alegría a los niños y ganarse su respeto y cariño. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2010
36 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mediados de los años 60 Robert Wise, un correcto, poco escrupuloso y bien mandado director que unos pocos años antes había dirigido, junto a Jerome Robbins, la estilizada y ambiciosa West side story, con un conocimiento profundo de las técnicas comerciales cinematográficas del momento, no dudó en dar una vuelta de tuerca más a su ya consolidado liderazgo en su cine tan espectacular y vistoso, como ampuloso y bisoño, al crear una película como Sonrisas y lágrimas, un espectáculo de monjas, niños, montañas y nazis que carece del más mínimo sentido del ridículo, una impostura que atenta contra la inteligencia del espectador menos avezado, una suerte de escenas cosidas con hilo de oro y que poco a poco se desmoronan por su inanidad y el propio peso de su obsesión por trascender.
Ni al guionista, Ernest Lehman, ni al director se les pasó en ningún momento por la cabeza el contarnos algo que nos emocionase de verdad, no obstante su sólida y cínica hipótesis de partida: intentar emocionar sin que pasase nada turbio y desagradable, encantar con personajes irreales y entretener con argumentos tan fútiles como estúpidos, aunque la Gestapo y las SS anduviesen por allí intentando arruinar la paz de esas tierras... los muy "ladinos".
Con esas premisas, los productores, el guionista y el director no dudan en frotarse las manos con los beneficios esperados al llenar las salas de cine con puestas en escena tan absurdas como ridículas, como las monjas haciendo rápel por la pared de un convento (espectáculo grimoso como pocos); niños en fila esperando órdenes, cuales soldados en instrucción; melosas y cargantes canciones (infames en su traducción al español); diálogos sacados de las historias de Corín Tellado; un padre tan soberbio e hierático como intolerante, aunque se vista de resistente contra el invasor (Cristopher Plummer podría pasar tranquilamente por un oficial alemán) y una Julie Andrews que, con las actitudes una vez más de Mary Poppins, funciona como el instrumento perfecto de este amanerado musical.
¿Por qué muchos la ensalzan? ¿Es que no nos damos cuenta de que nada en la película funciona? ¿que todo suena falso, cínico, hipócrita y demasiado simplón? ¿Dónde está el excelente y emocionante guión? Si hasta el final de la cinta resulta tan surrealista como una película de Buñuel (salvando, claro está las insondables distancias que separan a Wise del genio de Calanda), o si no juzguemos la ordenada salida (como no podía ser de otra forma) de los niños del escenario para huir de los nazis, como si nadie se fuera a dar cuenta de la "jugada", o cómo se esconden ¡¡detrás de una estatua!! para eludir a las hordas germanas que los buscan... ¡pero no los encuentran! En suma... un engendro que sólo cumplió las funciones para las que había sido planteado: Amplificar los beneficios de producciones anteriores con elementos que a nadie molestasen y que todos saliésemos felices por sus pegadizas canciones y su gratificante desenlace.
Ethan
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