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Voto de rouse cairos:
7
2010
Documental, Intervenciones de: Enrique Piñeyro, Germán Cantore
7,6
610
Documental
Documental que retrata la dramática historia de Fernando Ariel Carrera, el caso de un hombre común condenado injustamente a treinta años de cárcel –no por error sino de manera deliberada– a través de la manipulación de una causa judicial. (FILMAFFINITY)
3 de julio de 2011
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el humor ácido de una comedia negra, el racionalismo de las tramas detectivescas y una impecable investigación periodística, Enrique Piñeyro descubre en su última película una historia tremenda, cuyo peor pecado fue creerla tal cual fue inicialmente contada.
El caso de Fernando Ariel Carrera es digno de un film policial de ficción pero pertenece a la vida real: Carrera, un comerciante treintañero y padre de tres hijos, en enero de 2005, manejaba por una avenida, no lejos del centro de Pompeya, cuando fue interceptado por policías de civil en un móvil no identificado, que confundieron su auto con el vehículo que momentos antes había participado de dos robos en la zona. Al tratar de eludirlos (creyendo que venían a asaltarlo), Carrera emprendió una huida desesperada, perseguido por estos policias sin uniforme, que además le disparaban. Finalmente alcanzado por esas balas, perdió el control de su vehículo y atropelló a tres peatones, estrellándose contra un muro, donde aún le siguieron tirando. Sin embargo sobrevivió y lo condenaron a 30 años de prisión. Los
medios de comunicación en su momento presentaron este caso como "la masacre de
Pompeya" y a Carrera como un psicópata social, siguiendo fielmente la versión, tal
cual fue presentada por la policía y lo mismo hicieron los jueces, condenando sin
chequear exhaustivamente la veracidad de las afirmaciones ni percibir la
tergiversación de muchos datos tomados como evidencia. Los 90 minutos que dura la
película están dedicados a demostrar la cadena de equívocos, desprolijidades, manipulaciones y mentiras gruesas que construyeron este caso.
"El Rati Horror Show" apela a imágenes de archivo televisivo, sobre todo de
los noticieros que abordaron el caso, y las edita de tal modo que se evidencian las
incongruencias de un proceso policial y judicial que apunta exclusivamente a
demostrar culpabilidad, olvidando la presunción de inocencia.
La película se dedica a demoler los argumentos de la acusación, en una
investigación rigurosa que reflexiona acerca de la relatividad de lo que se cree ver y
oír (esto evidente en las dudas, cuando se repregunta a testigos sobre las balas que
creyeron escuchar o las sirenas que no escucharon, datos decisivos para sostener
las argumentaciones condenatorias).
La película tematiza sobre "las apariencias que engañan", recordando al
emblemático film "12 hombres en pugna" de Sidney Ludmet, en que un solo hombre
(Peter Fonda) está en desacuerdo con el resto de un tribunal popular, hasta que ese
único hombre que discrepa, empieza a plantear dudas tan razonables que, poco a
poco, van resquebrajando la inicial seguridad de los demás.
El caso de Fernando Ariel Carrera es digno de un film policial de ficción pero pertenece a la vida real: Carrera, un comerciante treintañero y padre de tres hijos, en enero de 2005, manejaba por una avenida, no lejos del centro de Pompeya, cuando fue interceptado por policías de civil en un móvil no identificado, que confundieron su auto con el vehículo que momentos antes había participado de dos robos en la zona. Al tratar de eludirlos (creyendo que venían a asaltarlo), Carrera emprendió una huida desesperada, perseguido por estos policias sin uniforme, que además le disparaban. Finalmente alcanzado por esas balas, perdió el control de su vehículo y atropelló a tres peatones, estrellándose contra un muro, donde aún le siguieron tirando. Sin embargo sobrevivió y lo condenaron a 30 años de prisión. Los
medios de comunicación en su momento presentaron este caso como "la masacre de
Pompeya" y a Carrera como un psicópata social, siguiendo fielmente la versión, tal
cual fue presentada por la policía y lo mismo hicieron los jueces, condenando sin
chequear exhaustivamente la veracidad de las afirmaciones ni percibir la
tergiversación de muchos datos tomados como evidencia. Los 90 minutos que dura la
película están dedicados a demostrar la cadena de equívocos, desprolijidades, manipulaciones y mentiras gruesas que construyeron este caso.
"El Rati Horror Show" apela a imágenes de archivo televisivo, sobre todo de
los noticieros que abordaron el caso, y las edita de tal modo que se evidencian las
incongruencias de un proceso policial y judicial que apunta exclusivamente a
demostrar culpabilidad, olvidando la presunción de inocencia.
La película se dedica a demoler los argumentos de la acusación, en una
investigación rigurosa que reflexiona acerca de la relatividad de lo que se cree ver y
oír (esto evidente en las dudas, cuando se repregunta a testigos sobre las balas que
creyeron escuchar o las sirenas que no escucharon, datos decisivos para sostener
las argumentaciones condenatorias).
La película tematiza sobre "las apariencias que engañan", recordando al
emblemático film "12 hombres en pugna" de Sidney Ludmet, en que un solo hombre
(Peter Fonda) está en desacuerdo con el resto de un tribunal popular, hasta que ese
único hombre que discrepa, empieza a plantear dudas tan razonables que, poco a
poco, van resquebrajando la inicial seguridad de los demás.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Es evidente que Piñeyro utiliza al cine para hilar la trama profunda de un acontecimiento y aspira a transformar la realidad a partir de ello. Busca no extenderse, consciente de que el tiempo atenta contra la atención del espectador.
Eludiendo lugares comunes del documental, prefiere la puesta en escena de lo que
se dice, antes que las palabras: reconstruye el recorrido y el sonido de un disparo
con un arma determinada; registra el sonido de una sirena en medio de un intenso
tráfico; utiliza muñecos para representar a los jueces o a otros testigos para interactuar con ellos. Se apoya en animaciones para representar argumentos de uno y otro lado.
Sin embargo, este cine de gran lucidez argumentativa y despliegue tecnológico no
deja de lado al entretenimiento y el humor, consciente de que su material tiene
también mucho de espectáculo grotesco, del que forma parte incluso la mala
utilización del lenguaje en boca de jueces o testigos clave: "Lo disparó" en vez de
"Le disparó..."; "Estaba inconsciente o consciente o subconsciente" (ininteligible).
Así como el director es un hombre de características renacentistas (ex
piloto de avión, médico, director y actor de cine), sus películas también participan
de múltiples facetas: cruce de géneros, entre documental y chispazos de comedia
negra y novela policial, modelo argumentativo digno del buen periodismo de
investigación.
Pero finalmente, teniendo en cuenta su mismo titulo, "El Rati Horror Show"
pareciera inclinarse por una demoledora síntesis en clave cómica, porque, como
decía la cineasta checa Vera Chytilová "Hay cosas que moverían a la risa si no
fueran horribles". Lo burdo de la manipulación en todas las instancias y lo
terrorífico de que la investigación fue mal hecha (igual que la condena y el
seguimiento periodistico), todo termina de cerrar con la idea de comedia negra que,
al mostrarse en toda su trágica ridiculez, tal vez pueda servir para erradicar
procedimientos que nunca deberían haber sucedido.
Eludiendo lugares comunes del documental, prefiere la puesta en escena de lo que
se dice, antes que las palabras: reconstruye el recorrido y el sonido de un disparo
con un arma determinada; registra el sonido de una sirena en medio de un intenso
tráfico; utiliza muñecos para representar a los jueces o a otros testigos para interactuar con ellos. Se apoya en animaciones para representar argumentos de uno y otro lado.
Sin embargo, este cine de gran lucidez argumentativa y despliegue tecnológico no
deja de lado al entretenimiento y el humor, consciente de que su material tiene
también mucho de espectáculo grotesco, del que forma parte incluso la mala
utilización del lenguaje en boca de jueces o testigos clave: "Lo disparó" en vez de
"Le disparó..."; "Estaba inconsciente o consciente o subconsciente" (ininteligible).
Así como el director es un hombre de características renacentistas (ex
piloto de avión, médico, director y actor de cine), sus películas también participan
de múltiples facetas: cruce de géneros, entre documental y chispazos de comedia
negra y novela policial, modelo argumentativo digno del buen periodismo de
investigación.
Pero finalmente, teniendo en cuenta su mismo titulo, "El Rati Horror Show"
pareciera inclinarse por una demoledora síntesis en clave cómica, porque, como
decía la cineasta checa Vera Chytilová "Hay cosas que moverían a la risa si no
fueran horribles". Lo burdo de la manipulación en todas las instancias y lo
terrorífico de que la investigación fue mal hecha (igual que la condena y el
seguimiento periodistico), todo termina de cerrar con la idea de comedia negra que,
al mostrarse en toda su trágica ridiculez, tal vez pueda servir para erradicar
procedimientos que nunca deberían haber sucedido.