Doy gracias a los inventores del cine, a los que aún lo hacen posible en cualquier lugar, a sus propagadores y al mundo entero de la cinematografía, por esta preciosísima obra de arte, campanada que despierta los amores, la sensibilidad, el espíritu humano. ¡Qué cosa tan hermosa, qué creación tan poética y realista de la existencia humana, qué encanto de comunicación sobre la inseguridad de la vida, sus sorpresas y su amargura-felicidad-amargura-felicidad!

¡Por lo que más quieran, no dejen de ver esta maravilla, a pesar de ser aparentemente flaquita, débil y sólo en blanco y negro, está a la altura de la Acrópolis de Atenas, de la Alhambra de Granada o del Taj Mahal de Agra! Puede que parezca exagerado, pero en todo caso sería una leve exageración debido al impacto de EXCELENCIA que produce este filme de Satyajit Ray. Para mí, una de las doce mejores películas de la historia del cine en blanco y negro.

Fej Delvahe