Comienza manejando relativamente bien el misterio con un plano-secuencia de introducción y la sensación de aislamiento que provoca el inmenso desierto blanco de la Antártida. Pronto se revela torpe y narrativamente pedestre, con unos molestos flash-backs y obvias pistas falsas. Que Kate Beckinsale está como un queso, nadie lo pone en duda pero su reclamo no es suficiente para levantar una película tan anodina como la que nos ocupa. Lo cierto es que viendo su material de origen pudo ser mucho mejor en otras manos mejor capacitadas. Sin duda, Tom Skerritt conoció mejores tiempos y la Antártida mejores películas como "La Cosa" e incluso, "30 días de oscuridad".