Sí amigos, este no es nuestro querido Shrek, el que con sus dos anteriores entregas nos hizo reir, emocionarnos y salir con una sonrisa enorme tras finalizar la protección.
Aquí algún sujeto no identificado utiliza su piel, sus amigos y su reputación para crear una película de animación correcta, del montón, con un buen mensaje al fin y al cabo... pero ni la gracia ni el carisma que nuestro ogro tenía. Aquí o la vida en pareja le ha cambiado o Chris Miller y Raman Hui no han visto las dos anteriores. O la tercera posibilidad, que los producctores se frotaban las manos antes de meter siquiera la película en el horno, pues sabían que gracias a su repercusión, la gente iría como loca a verla, fuese como fuese el resultado, que ha sido: gracias ñoñas (quitando un par que son decentes), secundarios no tan carismáticos como antes (Merlín y Arturo no están a la altura...), aunque bueno, los shrekines diminutos si cumplen; y un guión poco trabajado. Con decir que he bajado mi nota de las dos anteriores (un 9 ambas) a un 6 esta tercera... pues ahí reflejo mi decepción, esperada por otra parte tras las innumerables críticas.
Así que amigos, no se dejen engañar, esta película es decente, se puede ver y demás, pero no es Shrek.