En esta película el espectador padece la tensión que Hitchcock crea en cada escena. Alfred Hitchcock, se atreve a cargarse a la protagonista a mitad de la película y le sale una obra maestra del entretenimiento y el horror. En este film el director hace una EXCELENTE adaptación de la novela Psicosis de (1959) de Robert Bloch.
En esta película todo el mundo, al verla por primera vez, piensa que el desencadenante de la historia son los 40.000$ pero en realidad son los asesinatos. De manera inverosímil tenemos dos hilos conductores para la historia. El primero, los 40.000$, se nos olvida al ver el asesinato y saber que acaban en el fondo del estanque. En cuanto al segundo, el asesinato, queremos que alguien le pare los pies a la Madre de Norman Bates que se ha cargado a la guapísima, aunque ladrona, Marion Crane.
Constantemente nos cambia la dirección en la que se mueve la trama de la película. Ya que al principio del film el espectador piensa que esta apunto de ver una historia entre dos amantes que se las arreglan como pueden para poderse ver. Pero en la siguiente escena el argumento nos lleva hacia otra situación inesperada, en la que una joven secretaria decide robar el dinero que le fía su jefe sin contar con su amante. Tras cometer el robo, se marcha de la ciudad y conduce durante horas, parando para descansar en un pequeño motel de carretera regentado por un joven llamado Norman. Y otra vez cambia de la dirección del argumento cuando la madre de este mata a la huésped y vemos como él se deshace del cadáver. Entonces durante buena parte de la película sí que se centra en destapar a la madre asesina. Pero algo nos choca cuando nos dicen que la madre lleva más de 10 años muerta y enterrada. Vemos que no nos cuadra algo, en este momento nos sentimos igual de desubicados que los personajes al no saber qué está pasando. Y finalmente la trama deriva en la doble personalidad de Norman Bates, el taxidermista y propietario del Parador Bates, que se hace pasar por su madre muerta y se resuelve el misterio que nos mantiene en pie al saber que él resulta ser el asesino.
La película está repleta de tensión, una tensión que a veces no nos lleva a ninguna parte, como la persecución del policía a Marion o la travesía que la misma realiza peligrosamente bajo la lluvia.
Aparte de todo el montaje se realiza de una forma increíble cómo podemos comprobar en escenas como la del ojo de Marion en la ducha donde se repiten planos para crear la sensación de que permanece abierto. A nivel técnico y fotográfico observamos increíbles sincronías en escenas como en la que aparece el cadáver de la madre en el sótano y vemos como todo está perfectamente ordenado y dentro de lo que cabe se mueve en absoluta armonía.
Por otro lado tenemos el fenómeno social que la película causa incluso en nuestros días 50 años después de su salida al mercado. Tanto en la banda sonora como en la escena de la ducha reconocidas e identificadas a nivel mundial.