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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de urbana:
9
Drama Charlotte es una famosa concertista de piano que ha estado tan volcada en su carrera que no ha visto a su hija Eva en siete años. Eva, que vive con su marido, un pastor protestante, y con una hermana gravemente incapacitada, mantiene con su madre una relación de amor-odio. Después de tantos años, Charlotte decide ir a visitarlos, pero el encuentro pronto se convertirá en un tenso duelo entre madre e hija. (FILMAFFINITY)
3 de marzo de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Uno debe aprender a vivir, y yo practico cada día. El principal obstáculo es que no sé quien soy. Tropiezo en la oscuridad… Si alguna vez alguien me quisiera por lo que soy, podría por fin estudiarme a mí misma…”

Así se expresa en un escrito Eva, la protagonista de esta película, encarnada por la sublime Liv Ullman. Esta mujer dulce, frágil, algo torpe, de unos 40 años, que vive en apariencia una tranquila vida junto a su marido pastor y al cuidado de su hermana discapacitada, y que vivirá un intenso reencuentro con su madre después de varios años de ausencia.

El encuentro se produce cuando Eva le escribe invitándola a que la visite unos días a su casa, y ésta acude a la cita. Y conoceremos entonces a esta imponente mujer, la madre de Eva, en la piel de Ingrid Bergman. La madre parece ser, desde el comienzo, la antítesis de Eva: una mujer de carácter, elegante, talentosa y algo vanidosa. Es una reconocida pianista de carrera, con una vida signada por el éxito profesional y el desapego familiar.

El encuentro entre ambas comienza poco a poco a poner de manifiesto ciertos conflictos entre ellas: por un lado, el rechazo inevitable que la madre siente hacia la tímida Eva, a quien percibe débil y sin talento. La escena en que Eva interpreta un tanto torpemente una pieza de Chopin en el piano es un momento clave y conmovedor, en el que la madre no puede ocultar en su sutil mirada la desilusión hacia su hija; y Eva no puede, por otro lado, evitar acusar recibo del agobiante rechazo de su madre.

Eva siente y sabe que no es aceptada. El artificioso y forzado cariño que su madre le ofreciera durante su niñez, lejos de contenerla, la condenó a un horrible sentimiento de desaprobación y la obligó a cargar con aquél desamor como un amargo destino que le impediría desarrollarse plenamente como persona.

Todas estas cuestiones salen a la luz en este atormentado encuentro entre esta madre e hija, a través de diálogos estremecedores y actuaciones magistrales, en dónde sobresale y conmueve la inmensa Liv Ullman.

Que maravilloso el talento de Ingmar Bergman para retratar con este nivel de lucidez dramas humanos tan profundos como éstos, e ir hasta el fondo del conflicto, sin concesiones. Esta película me ha impactado verdaderamente, y me ha dejado pensando por muchísimo tiempo. Tuve la necesidad de verla muchas veces. Y no puedo evitar pensar en Eva, de tanto en tanto…
urbana
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